lunes, 30 de abril de 2018

LA FELICIDAD...CUESTIÓN DE DECISIÓN.



La felicidad no es una meta al final del camino y tampoco es válida esa teoría de que seremos felices solo cuando alcancemos esa lejana meta, eso no es cierto, la felicidad es el camino mismo y por ello está al alcance de todos.

No tiene nada que ver con tener mucho dinero, ni con saber muchas cosas, al contrario, está relacionada más con el conocerse, con el aprender a vivir, con el tener una filosofía personal de vida. La felicidad no es una meta al final del camino, es una manera de caminar, pero esto, cada uno tiene que elegirlo y trabajarlo, la felicidad es el punto de partida de todo, porque si no estamos bien, tampoco podremos amar, no estaremos sanos y nuestra vida no tendrá la calidad esperada.

Para ser felices solo necesitamos darnos cuenta que estamos vivo.

¿Estás vivo?

Entonces ya puedes ser feliz.

La felicidad comienza cuando uno decide ser feliz. Ocurre que antes éramos felices en la infancia, cuando de manera espontánea veíamos la vida como una maravillosa y mágica aventura.

La felicidad es una opción que recomenzará cuando cada uno elija serlo, porque para ser feliz, como te dije antes, solo falta darse cuenta que estamos vivos, que somos privilegiados al estar vivos, que estar vivos es la mejor noticia que podíamos recibir, que sin embargo no seremos felices si vivimos en una rutina intrascendente, no seremos felices si vivimos con el piloto automático conectado, no seremos felices si estamos llenos de miedo. La felicidad nos requiere valientes, conscientes que la vida es corta, que la vida es como decidamos que sea.


Es nuestra vida, no tiene por qué ser como los demás quieren que sea. Quienes viven intentando satisfacer expectativas ajenas, terminan insatisfechos, quizá agradaron a los demás, pero a condición de vivir una mentira y su alma les pasará la factura porque solo se puede ser feliz, llevando una vida auténtica, donde seamos para empezar, nosotros mismos.

Dijimos que la felicidad es una opción, depende por lo tanto, de que decidamos estar bien y esto a su vez nos compromete a un trabajo interior, ese proceso de conocerse para transformarse, para crecer, para remodelarse y evolucionar y gobernarnos y poder elegir como queremos vivir.

Recuerda que la felicidad es independiente de cuánto dinero tenemos, no es casual que la mayor parte de los que se suicidan, no eran personas pobres, los pobres por lo menos todavía tienen la ilusión, engañosa pero les sirve para seguir adelante, de que el dinero les dará la felicidad, pero el que ya tiene dinero y descubre que la felicidad no puede comprarse ni con todo el dinero del mundo, así como tampoco para comprar salud, amor o sabiduría, entonces constata que solo sirve para comprar cosas secundarias, y claro, este descubrimiento es decepcionante, así que entristecen.

La mejor manera de ser feliz es ser feliz, no necesitas nada más que un poco de valor y estar dispuesto a desaprender, a desintoxicarte de malas energías que han querido cargarte… y entonces, desde tu nueva actitud podrás optimizar cada instante, generar nuevos sueños e ideales y confiar más en ti y tomar tu destino en tus manos, y con los demás, podrás ser más tolerante, más creativo y contigo te volverás experto en automotivarte, porque no siempre encontrarás alguien que te apoye.

El resto, solo reorganizar tu agenda para tener nuevas prioridades, tener más tiempo para ti, para meditar y reflexionar, para lecturas inspiradoras y actividades formativas, para amistades saludables y para hacer todo lo que amas, así como también para salir a la naturaleza y poder en ella cantar y danzar, porque estás vivo, porque despertaste y te diste cuenta que estar vivo, es saborear cada instante al punto de volverlo espectacular.

Y cuando tú lo decidas, declárate feliz y entonces estallará una fiesta en el universo, dándote la bienvenida.

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