La sangre es un fluido que a nivel
vital, sustenta a la persona y le permite descargar lo que no le sirve, y
a nivel espiritual, le permite conectar con la respiración; el puente
de unión de la personalidad y la consciencia. Al espirar, fluimos hacia
adentro para conectar con nuestro interior y al inspirar, volvemos a las
relaciones del mundo exterior, permitiéndonos así, vivir en el mundo
interior de las imágenes y el mundo exterior de los seres vivos.
La
sangre hace un proceso de combustión para purificarse de los tóxicos
respirando y alimentándose. La sangre mantiene el cuerpo a través del
oxígeno y los nutrientes y es también la que permite al Ego expresarse.
En su recorrido hacia adentro, conecta con el yo interior y con la
consciencia cósmica y en su camino hacia fuera, expresa su ser desde su
personalidad y su presencia.
La sangre es el elemento de unión de todo en el cuerpo.
En
el caldero inferior del cuerpo, la sangre se va formando a través de
los riñones, que abastecen la sangre en la médula de los huesos, el
hígado que la almacena, el pulmón que la mueve, el corazón que la hace
circular, el miocardio para que los glóbulos rojos y plaquetas estén
equilibrados y el bazo para que la distribuya.
El
Bazo además, produce los glóbulos blancos de la sangre, le subministra
hierro, ayuda en los procesos digestivos e influye en el Sistema
Nervioso, emanando energía vital procedente del sol, a los nervios y
nadis o conductos energéticos del cuerpo.
Cuando
una persona se siente enferma, el bazo etérico no puede darle
suficiente energía y el cuerpo etérico no consigue nutrir al cuerpo
físico.
El
Sistema Cardiovascular nos permite recoger las experiencias del mundo
exterior, entenderlas, asimilarlas y enriquecernos de ellas,
compartiendo con nuestros semejantes nuestro día a día.
Cuando
vemos algo en el exterior, lo sentimos, nos suscita un sentimiento, una
emoción que llega a nuestro corazón y por ende, a nuestra sangre y a
todas las células de nuestro cuerpo. Luego, reaccionamos con la mente o
accionamos con el ser, para expresar nuestra vivencia hacia el exterior
según las experiencias de cada un@.
Cuando
la persona fluye en el presente, expresa y comparte de corazón, pero
cuando tiene problemas para compartir lo que ocurre en su interior, los
sentimientos e ideas se estancan en su interior y la sangre también se
obstruye.
Fluyendo
en el presente, la persona vive una determinada situación, le da
sentido, lo disfruta, lo hace de corazón y lo honra, de manera que su
alma crece y crece hacia la luz de la consciencia.
Gracias
a la integridad, amor, bondad, ética y transparencia de nuestro
corazón, la sangre fluye y el Sistema Cardiovascular se armoniza.
El corazón responde a las órdenes del cerebro a través de las redes neuronales,
pero el corazón envía también órdenes al cerebro a través de su sistema
neuronal. Las señales que el corazón envía al cerebro afectan a las
facultades cognitivas y emocionales de la persona, influyendo en los
procesos de percepción, atención, memoria y resolución de problemas.
Cuando
la persona se enreda en pensamientos y sentimientos negativos, se
inhiben las facultades cognoscitivas y emocionales. La persona no puede
pensar con claridad y acaba tomando decisiones impulsivas y
precipitadas, pero cuando la persona fluye en el ahora, recibe cada
experiencia vital desde la actitud de aceptación, sintiendo que siempre
hay algo que aprender y acepta cada situación como es y no como le
gustaría que fuera. Se siente agradecid@ por la experiencia y sus
sentimientos positivos envían señales desde el corazón a la cabeza,
mejorando y equilibrando las funciones cognoscitivas y emocionales.
El corazón tiene su propia inteligencia y sabe reaccionar antes de que los hechos ocurran, pues funciona desde la intuición.
La
sangre representa la alegría de vivir y fluye a través de nuestra
energía vital, proporcionándonos la capacidad de sentir amor y expresar
los sentimientos.
Si
una persona presenta trastornos a nivel sanguíneo, en su interior no ha
resuelto satisfactoriamente el contacto interno y la expresión de sus
sentimientos y necesidades.
Un
corazón sano vive las diferentes experiencias de la vida en aceptación
del momento cotidiano y eso le proporciona la alegría y la satisfacción
de vivir en la presencia.
La
persona que tiene una tendencia a engancharse a ciertos sentimientos
negativos, siente en su interior una carencia que le conecta con su
insatisfacción vital. Muchas veces, la persona en su visión y
sentimiento interno, interpreta la realidad y luego la proyecta sin ser
del todo consciente de los procesos de crítica, juicio, comparación… por
eso puede dramatizar ciertas situaciones, porque provocan dolor en su
interior y la persona se siente injustamente tratada.
La
persona tiene sensaciones por medio de las imágenes que se forman en su
interior. Nuestro yo interior siente lo que pasa en el exterior a
través del Sistema Nervioso Simpático y lo que ocurre en el interior,
por medio del Sistema Cerebroespinal. Así, puede crear imágenes del
mundo exterior a través de su Cuerpo Emocional.
Primeramente,
el Cuerpo Etérico desarrolla el Cuerpo Emocional y el Sistema Simpático
se entrelaza al Cerebroespinal. La sangre resulta por tanto, la
expresión del Cuerpo Etérico, el Cuerpo Emocional y el Sistema
Cerebroespinal.
El
Cuerpo Etérico alimenta al Cuerpo Físico y el Cuerpo Emocional funciona
a través de imágenes externas que producen ciertas sensaciones
internas, que luego expresamos hacia el exterior.
La
consciencia reside en la sangre y los códigos cristalinos de nuestra
sangre, contienen tanto las memorias de todas las experiencias que hemos
vivido, como la información de nuestros antepasados.
En
los textos antiguos de la era pre-cristiana, hablan de la raza que vino
desde el cielo a la tierra: los Nephilim y que tuvieron relaciones
sexuales con los humanos, de ahí la existencia de la raza de los
gigantes.
Más
allá de la raza a la que pertenecemos, cuando el ser humano completa su
ciclo de vida en la tierra, el átomo simiente del corazón, que es el
espacio a nivel subatómico donde se almacenan todas las experiencias de
nuestra vida, entrega al espíritu todas sus vivencias y experiencias,
una vez que muera el cuerpo físico.
Gracias
a la sangre, la imaginación puede actuar para crear las imágenes que
percibe a través del Sistema Nervioso y el cerebro y el ser humano,
expresa en la tierra su propósito de vida.
El
corazón es el órgano donde mora el psiquismo. Responde a cualquier
emoción o sentimiento y tiene la capacidad de percibir de forma
inteligente e informar vía intuitiva al cerebro. Además, es el órgano de
percepción que conecta con los campos de energía de otros seres vivos,
con la tierra y el cosmos, pues integra el campo electromagnético más
potente del cuerpo. Tanto el propio cerebro como otras personas, pueden
percibir esas ondas, y de este modo, sintonizar nuestras ondas
cerebrales entre sí. El electromagnetismo del corazón nos facilita la
conexión con los campos electromagnéticos de otras personas que sentimos
afines. El corazón además, siente las energías de los lugares, las
cosas y los seres vivos e informa de manera intuitiva al cerebro.
Probablemente
la sangre tenga su origen en el plasma marino, pues tanto el agua
marina como la sangre, comparten cierta estructura y cierto equilibrio
interior en relación a sus elementos. El
agua de mar contiene los 118 elementos naturales de la tabla periódica
de Memleleiev. El agua de mar es un plasma parecido a la sangre humana,
pero es más salino, tiene más cloruro sódico que nuestra sangre.
El
corazón está relacionado con el campo electromagnético de la tierra y
del universo, pues cuando emitimos una emoción desde nuestro corazón,
nuestro corazón conecta con el corazón del universo y recibimos la
respuesta que necesitamos, pero cuando la razón interfiere en la
conciencia del corazón, porque empieza a razonar en automático, conecta
con el Ego, y la información del corazón, no es tenida en cuenta.
Entonces, se produce una incoherencia entre el corazón y la mente.
La
conciencia se manifiesta en el campo electromagnético del corazón y
cuando la consciencia del corazón despierta a través del estado de
coherencia interna, tomamos consciencia de que todo forma parte de una
unidad, pues el corazón es el que nos conecta a todos los seres humanos y
a la gran red de vida. Si nos conectamos desde el corazón a esa gran
red, fluimos en la vida y fluimos en la energía coherente de amor, y
cuando muchos corazones conectan en la coherencia interna del corazón,
el mundo literalmente cambia, pues el corazón energético recibe la
consciencia del alma, del espíritu y de la fuente central. El estado de
coherencia interna significa que la persona ha integrado y trascendido
sus traumas emocionales y sus memorias que le atan a un pasado de
sufrimiento, sintoniza con su intuición, la energía de su espíritu y la
inteligencia divina, manifestando así su creatividad o su capacidad de
crear.
Los pilares del corazón son:
la ética, humildad, integridad, simplicidad, atención e intención.
Cuando la persona es integra, es transparente, es verdader@ frente a sí
mism@ y frente al mundo, y sabe desapegarse y no ser afectad@ por ningún
acontecimiento, persona, lugar o circunstancia, pues ha aprendido a no
funcionar incitad@ por los impulsos, trascendiendo la personalidad y
actuando desde el ser, viviendo sin resistencia, los momentos difíciles y
las alegrías que la vida le aporta.
La humildad
significa la capacidad de despojarnos tanto del pasado como del futuro,
para alinearnos en la vibración del momento presente. Cuando una
persona actúa desde el estado de humildad, transparencia y simplicidad,
se enciende el fuego del corazón y la persona vive y se siente en paz.
En este estado, la mente se aquieta y no hay variaciones emocionales. La
persona vive la emoción y la deja fluir. Esta serenidad interior,
despierta la visión del corazón, que trasciende el mundo de los deseos,
las apariencias, las ilusiones y las proyecciones. Las emociones se
sienten y fluyen, porque nos aceptamos tal y como somos, aceptando,
comprendiendo y viviendo la vida, tal cual viene.
Lo
importante entonces, no es solucionar el problema o la circunstancia
vital que se nos presenta, sino la forma en la que vivimos ese
acontecimiento.
Si
la persona ha desarrollado el observador interno, se da cuenta que todo
lo que experimenta en el exterior, no es más que una proyección de lo
que existe en su interior.
La
consciencia evoluciona a través de la tensión dinámica que genera el
movimiento eléctrico, cuando la persona responde desde su interior hasta
el exterior y depende de su grado de evolución, la persona conectará en
mayor o menor grado, con el grado de consciencia que regenta la tierra:
el Rayo de Amor-Sabiduría, que confluye en el Centro Cardiaco y se
relaciona con la glándula Timo.
Nuestras
glándulas y el Sistema Nervioso muestran nuestro temperamento, nuestras
cualidades y el manejo inteligente en nuestras experiencias vitales y
el Rayo Amor-Sabiduría, despierta la cualidad de la visión oculta, que
constituye la base de nuestra intención y nuestra inspiración.
Olatz Benito del valle
Albergue de salud Itaca
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