Si podemos tomar el punto de vista de que todo lo que existe es vida,
de que la Vida es la energía única que opera en todo, y considerar
todas las formas como limitaciones de esa Vida, necesarias para su
expresión, este punto de vista es demostrativo hasta con los puntos de
vista de la Ciencia, porque lo que llamamos materia es insubstancial; no
es sino energía que actúa a través de diferentes esquemas, entonces la
totalidad de la Verdad es la totalidad de las expresiones de la Vida,
que son infinitas y variadas, no una semejante a la otra. Siendo la Vida
la misma en la gota de agua que en el mar, en el individuo que en el
universo, es posible experimentar la naturaleza de esta totalidad en uno
mismo. La misma palabra universo sugiere una unidad que se
entrega a la diversidad. Pero para la unidad, la así llamada totalidad
no sería sino un conglomerado. Si consideramos el universo como la
expresión de la Vida Una, entonces ésta tiene una unidad orgánica, es
realmente un árbol de Vida universal.
La Vida no es algo estático, sino una expresión constante de algo que
se transforma, se desarrolla y produce cada forma individual, llevando a
cada expresión individual desde sí misma a una cima de perfección.
Contínuamente hay un desarrollo del significado, no solamente más
capacidad e inteligencia, sino también más sensibilidad, más expresión.
En este sentido, la Verdad que está en todas partes en su infinita
belleza, afluye solamente a los corazones que están completamente
abiertos a su recepción. De la misma manera que la naturaleza de todo el
océano está reflejada en una simple gota también así la Vida toda,
incluídas todas sus expresiones, toda su belleza, toda su inteligencia,
todos sus movimientos, es capaz de estar reflejada en el corazón de un
Ser individual que al no buscar nada para sí mismo está abierto a todo.
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