martes, 30 de enero de 2018

“Dejar ir” para manifestar lo que deseas

“Cuando cambias la manera en que miras a las cosas, las cosas que miras cambian” Esther y Abraham Hicks.
Cómo sabemos, el concepto base de la metafísica y de la ley de atracción nos dice que nuestros pensamientos crean nuestra realidad de manera literal. Todo lo que nos ocurre corresponde a un pensamiento consciente o inconsciente que lo esta creando. Por eso, en libros como “El secreto” de Rhonda Byrne, se nos recomienda visualizar lo que deseamos y reorganizar nuestros pensamientos en orden de obtener  aquello que tanto queremos. Sin embargo, a veces esa obsesión por reorganizar nuestros pensamientos y estar visualizando todo el tiempo nos produce ansiedad y bloqueos.  Es aquí donde debemos aplicar el “dejar ir”.
No sólo el Budismo o el Taoísmo hablan de este concepto, el mismo catolicismo nos advierte que “Dios te hará desear lo que el mismo te quiere regalar”.  Dejar ir y confiar en la vida no significa que debes rendirte, significa justamente que necesitas tener confianza en ti mismo y en el universo, pues la oportunidad ideal aparecerá en el momento perfecto, después de todo ¿que logras preocupándote por aquellas cosas que no puedes cambiar?  Recuerda que el universo eres tú y que no necesitas absolutamente nada a parte de ti mismo. Partiendo de ese concepto, todo lo que llegue a tu vida es un milagro de añadidura.
La recomendación para dejar ir y confiar en la vida, es empezar a  desconectarte de la tecnología y meditar. Enfócate en cada momento y disfruta de las pequeñas cosas, como el buen sabor de  una taza de café o la sensación del sol en tu piel, el canto de los pájaros, el movimiento de las nubes, la tranquilidad que brinda la naturaleza.

lunes, 29 de enero de 2018

Las cuatro leyes de la espiritualidad

icen que existe un breve momento en la vida en el que te sientes más perdido que nunca y que ese es el momento de un encuentro. Un encuentro contigo mismo, con tus abismos, con tus miedos, con tu alma. Algo que tiene mucho que ver con la espiritualidad.
Dicen que si este texto llega a tus manos, no es por casualidad, sino porque hay algo que necesitas comprender. Estas son las cuatro leyes de la espiritualidad de la filosofía hindú…
La espiritualidad va más allá de lo material y lo terrenal. No es una religión ni una doctrina, la espiritualidad es cuidar y mimar nuestro interior, dejar que nuestro corazón salte los abismos que crea nuestra mente y cultivar nuestros valores humildemente.

1. La persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta

Esta de las primeras leyes de la espiritualidad no enseña que nadie llega a nuestra vida por casualidad. Todas las personas que nos rodean están ahí por algo, incluso las personas tóxicas. En cada intercambio y en cada momento, todos nos aportamos algo. Vivimos en un mundo con tonalidades grises.
No todos somos siempre alumnos o siempre maestros. Cada uno de nosotros aporta algo positivo, aunque sea a través de un rasgo negativo, como por ejemplo algo que no aguantamos o que nos hace daño.
Las personas somos siempre linternas en la oscuridad. Hay personas más representativas que otras pero todas, sin excepción, tienen algo que decirnos. Por eso, con el tiempo llegamos a agradecer las piedras de nuestro camino, tales como que alguien nos complicara la existencia en un momento dado o que nos apoyara fielmente.
Todo, absolutamente todo, suma en la vida. Esta es la razón por la que debemos tener una buena predisposición hacia los demás y no desestimar ningún aprendizaje.

2. Lo que sucede es la única cosa que podría haber sucedido

La segunda de las leyes de la espiritualidad nos muestra que nada de lo que acontece en nuestras vidas podría haber sido de otra forma. Desde que pasó lo que pasó ya es lo único que podía haber pasado. Lo que nos sucede es lo que nos tiene que suceder, lo adecuado en cada momento y a través de lo cual tenemos que extraer un significado concreto.
Estamos acostumbrados a pensar en lo que podría haber sido, en crear situaciones hipotéticas en las que actuábamos de otra manera y, como consecuencia, obteníamos otro resultado.
Cada cambio genera situaciones impredecibles, por esto, debemos aceptar que lo que sucede ya lo ha hecho y no hay otras posibilidades. Lo hecho, hecho está. Cada uno de nuestros comportamientos generará en nuestro entorno una cadena secuencial de acontecimientos que marcan nuestro camino.
No nos amarguemos con lo que podíamos haber hecho y no hicimos, cada cosa tiene su momento y lleva su tiempo asumir los aprendizajes necesarios. Como dicen, no puedes hacer una maratón si antes no caminaste y no puedes caminar si antes no gateaste. En definitiva, no podemos evitar dar los pasos necesarios en la vida.

3. Cualquier momento en el que algo comienza es el momento correcto

La tercera de las leyes de la espiritualidad no dice que lo que comienza lo hace en el momento adecuado siempre, ni antes ni después. Lo nuevo en nuestra vida aparece porque nosotros lo atraemos y estamos preparados para verlo y disfrutarlo. Entendiendo esto, aceptaremos que cuando la vida pone algo en nuestro camino tenemos que disfrutarlo.

4. Cuando algo termina, termina


Por último, la cuarta de las leyes de la espiritualidad nos ilustra sobre la realidad de quesolemos estar atados a un sinfín de historias y emociones. Decir adiós duele, pero cuando algo termina mantenerlo a nuestro lado es un ejercicio de masoquismo que generará un gran malestar y múltiples dependencias e inseguridades.
Seguir adelante y avanzar es la mejor opción para enriquecerse y no sufrir. Recuerda que la persona más influenciable con la que hablas cada día eres tú. Ten cuidado entonces con lo que te dices a ti mismo y fluye con la vida.

Deja fluir, no te aferres a nada ni a nadie, todo tiene su momento en nuestras vidas y también tiene un porqué.

martes, 23 de enero de 2018

* DECRETO para PERDONAR Y LIBERARSE!

Cada uno debe saber que la Justicia Divina opera a través de la Ley de Causa y Efecto.
En consecuencia, debemos aprender a ser conscientes de nuestros actos. Cada pensamiento o acción que iniciamos es una causa que, indefectiblemente, tendrá su efecto.
Si peleamos y discutimos con la gente a nuestro alrededor (causa), el resultado será un gran conflicto (efecto).  Debe perdonar las injurias, pero no sólo de palabra o como una cuestión formal, sino sinceramente de corazón; así es.
Usted no perdonará por el bien de otra persona, sino por su propio bien.
La técnica del perdón es bien sencilla, y para nada difícil de poner en práctica cuando entiendes cómo hacerlo. Lo único que es esencial es estar dispuesto a perdonar.
Con tal que tengas el deseo de perdonar al que te ha agraviado, la mayor parte del trabajo ya se habrá consumado.
El método de perdonar es el siguiente:
Apártate del mundanal ruido y aquiétate.
Repite cualquier oración o tratamiento que te atraiga, o lee un capítulo de la Biblia.
Entonces, di calmadamente:
“Yo plena y libremente perdono a …… (mencionado el nombre del ofensor); le aflojo y le dejo ir. Vierto el peso del resentimiento sobre el Cristo dentro de mí.
Él ahora queda en libertad, y yo también. La Verdad Crística nos ha liberado a ambos. Gracias, Padre.
Bajo ninguna circunstancia habrás de repetir este acto de perdón, porque lo has hecho de una vez por todas, y hacerlo una segunda vez sería repudiar tácitamente tu propio trabajo. Después, cuando la memoria del ofensor o de la ofensa vuelve a presentarse en tu mente, bendice brevemente al delincuente y desecha el pensamiento.
Haz esto tantas veces como regrese el pensamiento a tu mente. Encontrarás que toda la amargura y resentimiento han desaparecido, y que ambos son libres con la perfecta liberación de los hijos de Dios. Tu perdón está completo.

viernes, 19 de enero de 2018

Si estás enfermo, háblale a tus células. Diles con amor que hagan su trabajo.

Si tu tu salud flaquea,
háblale a tus células con honda emoción,
pídeles que cumplan bien con su tarea
y que restablezcan su óptima función.
Dirígete a ellas de forma serena
y con la inflexión que mejor te cuadre
con el tono dulce de una madre buena,
o con la firmeza con la que habla un padre.
Pero siempre hazlo de manera suave
como si le hablaras al ser más querido.
Porque en el amor reside la clave,
para que el mensaje sea correspondido
y diles las frases que surjan de adentro,
las que mas te nazcan desde el corazón.
“Vuelvan mis amadas a su justo centro,
recobren ya mismo su alta perfección,
restauren ahora la exacta plantilla
de nuestro perfecto diseño inicial.
Recuperen niñas la luz que mas brilla,
la de vuestra impronta completa y cabal.
Las amo pequeñas y les agradezco,
que aquí en este instante reciban mi amor
y que restablezcan lo que me merezco,
que mi ser recobre todo su esplendor.”
Cuando tú sostienes con suave insistencia
ese sentimiento de alta apreciación,
creas un efecto llamado coherencia
en el magnetismo de tu corazón
y como ese campo se halla conectado
con el vibratorio campo universal,
nos responde siempre si le hemos hablado
con su propio idioma el “emocional”.
Ellas de ese modo captan tu mensaje,
perciben la carga que lleva tu acento
y vibran felices al darle hospedaje
al amor que envías con tu pensamiento
y así agradecidas de que al fin les hables
con tanta ternura,con tanta atención
responden veloces a tu trato amable
apurando el curso de tu curación.
Háblales amigo con genuino afecto
y mientras les hablas siéntete sanado,
saludable,fuerte,vital y perfecto,
con tu cuerpo entero todo iluminado.
Haz que ese cariño se torne ostensible,
haz que lo transmita tu tono de voz
y te darás cuenta que no hay imposibles
para aquel que asume que es parte de Dios.