miércoles, 28 de agosto de 2013

¿QUIEN PUEDE DECIR QUE CONOCE A DIOS?

¿Quíen puede decir que conoce a Dios? ¡Nadie!.
Se le puede sentir, imaginar, adorar...pero conocer...conocer...puede que haya habido alguien, en este universo o en otros...pero siento que Dios no se deja atrapar por ninguna mente, evolucionada o no, ya que todo lo hay, existe, con formas o sin formas...es EL. Hasta estas palabras que estoy escribiendo...es su aliento, su fuerza, su impulso el que me está invitando a mover mis manos, mi corazón y mi mente para hacer esta reflexión.
¿Pero...se puede llegar a conocer a Dios?
Siento que sí, ya que todo padre anhela que sus hijos, en cierta etapa de su vida, lleguen a conocerlo y comprenderlo, pero sobre todo a que descubran esa parte innata de EL en ellos mismos.
Jesús ya nos lo dijo en cierta ocasión: "QUIEN SE CONOZCA A SI MISMO...CONOCERA AL PADRE". Esa es la clave...¡Conocerse a sí mismo! y por ende...¡conoceré a mi "hermano"!. Y si conoces a alguien, podrás "amarle". Si no le conoces...no amarás. Y tu fe será ciega, tu amor un dogma, y la mayoría de las veces...hacemos a Dios a nuestra imagen y semejanza. ¡El colmo de la ignorancia!
Desde siempre, y todavía en nuestros días, hay muchos que se claman "profetas, iluminados o contactados de las huestes celestiales, y en sus mensajes y lenguaje solo hay juicio, crítica, condena y la amenaza de la muerte definitiva para Dios, a todo el gènero humano. Es cierto que vivimos en una humanidad muy compleja, donde hay seres humanos de todas las evoluciones, vibraciones, polaridades...y estamos mezclados. Aparentemente hay cierto caos...pero solo en apariencia. Esta humanidad está en una Escuela. Esta realidad del Ser reune todas las condiciones y circunstancias más propicias para que el ser humano, "hijo de Dios", no lo olvidemos, pueda vivir su dualidad, y con ella, sepa discernir, descubrir y experimentarse a sí mismo, conocerse a sí mismo...y por lo tanto, conocer a su PADRE.
A esta humanidad le falta Dignidad...de la que carece precisamente por la ignorancia tan persistente que hay en ella.
Esta realidad puede ser una Escuela, pero como Ley INQUEBRANTABLE LA DIGNIDAD, el derecho de todo hijo de Dios.
Y desde la dignidad, que cada cual viva su dualidad como sienta y desee. Solo así, de una forma consciente (y todavía el ser humano no lo es en general) podrá hacer uso de libre albedrío. No puedes esperar de un ser humano inconsciente que haga uso de su libertad, cuando está todavía atado y bien atado por las cadenas de la ignorancia.
Todos hemos pasado por los distintos niveles de evolución. Hemos conocido las dos polaridades, porque solo así se aprende y se experimenta en esta realidad. No podemos condenar a ningún hermano por el hecho de que esté haciendo cosas o sea de una manera determinada, ya que nosotros mismos, lo más seguro, lo hemos pasado y experimentado igual alguna vez. Y nadie nos condenó, ni nos sometió a una segunda muerte...¡Menos mal que nuestro PADRE, el verdadero, no es aquel a quien sus hijos han hecho a su imagen y semejanza, a quien manifiestan...
Somos parte de EL. El sabe que sus hijos están creciendo, que caerán muchas veces, pero se volverán a levantar...sabe también que sus hijos entre ellos, se harán daño...pero sabe también que a través de esos juegos violentos que les provocan dolor y sufrimiento, al final aprenden, y descubren que su Padre...es todo lo contrario, que es Amor, es Juego...pero con MAGIA.
Seamos un fiel reflejo de nuestro Padre. Amemos a esta humanidad a la que hemos elegido experimentar, sin ninguna condición. Amémosla tal cual es. Abracemos su ignorancia, sus caídas, su orgullo, su prepotencia...porque esta humanidad está todavía en la adolescencia...pero llegará un momento en el que pasará a una juventud maravillosa...la juventud eterna, en la que el hijo caminará al lado de su Padre, sabiendo quíen es...jugando...pero ya sin traumas, con Magia, con Armonía, y con la ilusión e inocencia de un niño por aprender a SU LADO.
No hay castigo, solo para aquéllos que nunca se han perdonado a sí mismos, y por lo tanto no saben y no pueden perdonar a sus hermanos. No hay infierno...solo en el corazón de los seres humanos que nunca se han permitido amar. Pero todo llegará...
No hay demonios tentadores...tan solo defectos, carencias nuestras que todavía están en un nivel inconsciente, y somos manejados por ellos, pero son nuestros, de nadie más. Y esos demonios...se diluyen en el momento en el que uno se conoce a sí mismo, hace conscientes a esos demonios internos, les imprega de la luz de la consciencia, y se transforman en fuerza, en conocimiento...ESA ES LA VERDADERA ALQUIMIA.
Aquel que condena al ser humano, condena la Creación. Aquel que señala a su hermano, está señalándose a sí mismo. Aquel que acepta en su corazón la segunda muerte para cualquier ser vivo...es que no ha conocido a Dios, y mucho menos, al PADRE.
PORQUE EL PADRE ES AMOR.

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