martes, 8 de agosto de 2017

Ser Feliz es Mi Elección

Ser feliz es el deseo natural de todos los seres humanos, sin embargo nos cuesta convencernos que la felicidad no depende de lo que tenemos, sino que es un estado de conciencia que te permite encontrarle el resquicio legal a la vida, para ver en ella todo lo mucho que siempre nos está ofreciendo, porque todo lo que nos ocurre, se nos da para alcanzar la meta para la cual fuimos creados: ser perfectos como lo es nuestro Padre.

Cuando nos comprometemos en matrimonio hacemos el voto ante la pareja de amarla en la riqueza o la pobreza, la salud o la enfermedad ¿por qué entonces no hacer lo mismo con la Maestra Vida, con la cual estaremos en forma real atados hasta que la muerte nos separe? Sólo cuando se ama la vida es posible ser feliz, porque al amarla estamos aceptando la voluntad de nuestro Papá del cielo quien siempre, sin importar las apariencias negativas, siempre va a desear lo mejor para nosotros porque “Dios ama a cada ser humano, como un hijo individual.” y “este amor acompaña a cada criatura a lo largo de todo el tiempo y de la eternidad.”

Pero para alcanzar esta clase de verdadera felicidad, es preciso crear en lo más íntimo de nosotros, un estado de conciencia que nos conecte constantemente con la armonía, porque ella es el fruto de un trabajo serio y persistente de nuestras emociones y pensamientos positivos, que han logrado tener el liderazgo sobre nuestro ser interno, a través del auto dominio. Sólo cuando no hay contradicciones en nuestro pensar y en nuestro hacer, es posible tener armonía

En una orquesta hay muchos instrumentos, cada uno tiene su participación en la belleza de la música, si uno solo desafina, se arruina toda la melodía. Nuestra vida es algo similar… tenemos miles de cosas que hacer, pero si no las sabemos hacer cuando y donde corresponde, nuestra mente se desconcierta y en vez de armonía, obtenemos la prisa y la angustia que hoy en día es tan común en el ser humano.

Un hombre alcanza la tranquilidad, en la medida que se entiende a sí mismo como un ser que evoluciona constantemente y que está dispuesto al cambio y al conocimiento también de los demás, es una dualidad necesaria. El mayor conocimiento de nosotros y de nuestro prójimo, nos permite ver con mayor claridad las relaciones internas de las cosas, por la acción de causa y efecto, y al hacerlo cesa la agitación, el enfado, la preocupación y la congoja, y en cambio permanece el equilibrio, inalterable y sereno, porque en la medida que comprendemos a los demás somos capaces de comprendernos, porque el prójimo es nuestro propio espejo.

“ Puedes descubrir mejor los valores de los demás, descubriendo sus motivaciones. Si alguien te irrita y te produce sentimientos de resentimiento, debes buscar con simpatía el discernimiento desde su punto de vista y las razones por las cuales actúa como lo hace.” “Una vez que entiendes a tu prójimo, te vuelves tolerante y esta tolerancia crecerá en amistad y madurará en amor.”

¡Qué importante es aprender a demostrar nuestros sentimientos afectuosos.! Aprender a decir “te quiero” con frecuencia y demostrar ese cariño con un gesto, con una caricia, con un amail…Somos tan dados a criticar lo que está mal. Pero que pocas veces alabamos lo que está bien, somos mezquinos para resaltar las cualidades y los aciertos. Deberíamos recordar que Jesús nos enseñó a “abandonar los esfuerzos por quitar algo del corazón de los demás y que trabajáramos solo en poner algo dentro de las almas hambrientas” Muchas veces la gente no tiene gestos de ternura por timidez, por miedo a ser rechazados, o simplemente porque no saben hacerlo, porque nunca han recibido un trato cariñoso, o peor aun cuando a los hombres se les ha enseñado a no hacerlo, olvidando que “la sensibilidad es un atributo valioso tanto en el hombre como en la mujer. Es un grave error enseñar a los niños varones y a los jóvenes, que no es varonil mostrar ternura, o de quejarse de los dolores físicos. No hace falta ser duro para ser varonil. Esta es una manera errónea de crear hombres valientes.”

De la misma forma que la Armonía purifica el ambiente llenándolo de serenidad y paz, las discusiones y los gritos lo enrarecen y atraen lo negativo del prana que respiramos no solo nosotros, sino también nuestro entorno. “Los sentimientos negativos, las emociones desbordadas, conducen directamente a las acciones materialistas y a los actos egoístas. En cambio el discernimiento religioso y las motivaciones espirituales, conducen directamente a las acciones positivas, a los actos de servicio social y de benevolencia altruista.” poque el “aprender a amar a nuestros hermanos es una experiencia suprema de nuestra vida.” pues la sensiblidad es una forma sutil del amor que sabe recibir y que también sabe entregar amor.

El mal genio, la dureza al dar órdenes, los gestos impropios, la forma grosera o descalifificadora de hablar, son agresiones encubiertas, que duelen tanto o más que una bofetada, porque hieren y destruyen la autoestima de quien las recibe.

Todos sabemos que vivimos en una jungla en donde hay que saber defenderse para no ser devorados, pero la forma de hacerlo no es con la misma moneda, dejando aflorar nuestro carácter explosivo y destruyendo el equilibrio de la armonía. El que grita, es porque no tiene argumentos para ser escuchado, así es que aprendamos a dominar nuestro carácter y a ser conscientes del poder de la palabra, porque “ la lengua humana, es algo que muy pocos hombres pueden domar. Pero el espíritu interior, puede transformar este órgano poco dócil, en una dulce voz de tolerancia y un instrumento para manifestar misericordia.”

El autodominio es indispensable en esta lucha por sobrevivir en paz, porque él nos da el discernimiento para tomar todo en su justo medio, sin angustia pero tampoco con desidia, porque sabemos que recibiremos lo mismo que hemos sembrado. Si nuestra vida está llena de resentimiento, de odios, de pensamientos negativos, nuestra vida sólo podrá ser un ruido molesto para los que nos rodean y para nosotros mismos. En cambio, si nuestra mente está en una frecuencia de armonía, serenidad y optimismo, entonces nuestra existencia será una hermosa sinfonía.

La felicidad va siempre acompañada del entusiasmo por la vida y del aprendizaje del desapego, de lo cual conversaremos en otra ocasión, porque hay mucho que decir y aprender al respecto.


Basado en las enseñanzas del Libro de Urantia.

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