lunes, 7 de agosto de 2017

Cómo utilizar el poder de la palabra hablada:

Las palabras que pronunciamos cada día tienen un poder inmenso, realmente grande. Ellas nos ayudan a comunicarnos con las personas que nos rodean, a relacionarnos en todas las situaciones de nuestra vida, la palabra es social, la hemos heredado sin cuestionarla y también la heredarán nuestros hijos. Es un reflejo de nuestra cultura y sociedad.
Muy pocas veces nos detenemos a pensar realmente en la importancia del uso de las palabras, y si lo hacemos, es para pensar cómo tratar de convencer a otro, ser amables en una situación social, no ser demasiado duros con un niño o utilizar un vocabulario formal en un ambiente laboral.
Pero las palabras tienen un uso aún más significativo ya que con ellas ¡creamos nuestra realidad! Claro que ya lo habías oído antes, pero nunca está de más recordarlo, porque en el camino de la vida a menudo resulta sencillo volver a los malos hábitos. Y el aprendizaje continúa durante toda nuestra existencia.
Cuando somos niños, crecemos escuchando cómo se expresan nuestros mayores, esas palabras que oímos a temprana edad influyen en nuestra percepción de la realidad. Se nos enseñaron reglas gramaticales y ortografía, pero nunca nos dijeron que las palabras que usamos tienen que ver con las experiencias que viviremos. Nadie nos enseñó que nuestras palabras crean nuestra realidad.

Nuestras palabras crean nuestra realidad.
Basta con escuchar lo que dicen las personas enfermas, solitarias, pobres. Las palabras y expresiones que emplean los afirman en su pobreza y enfermedad.
Si eliges comenzar a utilizar el poder de tus palabras, toma en cuenta los siguientes puntos:

COMIENZA A PRESTAR ATENCIÓN A LO QUE DICES

Un primer paso es cambiar las palabras limitadoras o negativas. Un ejemplo es la palabra debería. Es una palabra que te quita poder y te impone algo que tal vez no quieres hacer ni nunca quisiste. Reemplázala por elijo. Este sencillo cambio te dará una perspectiva nueva: todo lo que haces es tu elección. Otra forma de ir modificando la forma de hablar es utilizar palabras positivas en lugar de frases negativas, por ejemplo, en lugar de decir “no olvides las llaves”,  es más efectivo decir “recuerda llevar las llaves”.

EVITA LA QUEJA

 La queja es una creadora constante de vivencias que detestas, vivencias que se repiten una y otra vez para que te sigas quejando y creando la misma experiencia cíclicamente. Sal del círculo vicioso y comienza a agradecer y a ver todo lo bueno que te rodea.

EVITA HABLAR DE OTRAS PERSONAS

Una frase extraordinari de Eleanor Roosevelt: Las mentes grandes hablan de ideas, las mentes medianas hablan de eventos, las mentes pequeñas hablan de los demás.
Tienes tanto por lo que trabajar en ti mismo, en superarte día a día para ser la mejor versión que puedes ser, en dar todo tu potencial en esta vida, que realmente no puedes darte el lujo de ir por allí hablando de todo el mundo, juzgando y provocando habladurías. Te mereces mucho más, te mereces un diálogo positivo contigo mismo. Sabes que lo que das, ¡recibes! ¡Es así! No pierdas el tiempo hablando mal de otras personas que están intentando hacer lo mejor que pueden con el conocimiento, la conciencia y las circunstancias que poseen en este momento. Louise Hay nos recuerda que “vemos en los demás sólo aquello que vemos en nosotros mismos. En lugar de criticar a alguien, elógialo, y verás cómo dentro de un mes notarás un enorme cambio en ti”.

DIVULGA SÓLO BUENAS NOTICIAS


Quisiéramos que se acabara el mal en el mundo pero no sabemos más que pronunciar palabras sobre las cosas que detestamos. Nos dejamos bombardear con información sobre cada noticia miserable y catastrófica, todos los días. Y luego, para completar el circuito, lo comentamos a los demás, para asegurarnos que todos saben que vivimos en un mundo cruel y hostil. Es realmente triste.
Lo mejor que puedes hacer es, si una de estas noticias llega a ti, no la vuelvas a comentar. Además sería muy saludable que evitaras los programas de noticias y los periódicos, lo más que puedas.
Solo tú puedes pensar en tu mente y solo tú puedes pronunciar las palabras que salen de tu boca. Que sean palabras de amor hacia ti y los demás.

 



COMIENZA A PRESTAR ATENCIÓN A LO QUE DICES



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