jueves, 29 de septiembre de 2016
El sufrimiento como patrón de cambio
El sufrimiento nos empuja, como a golpes de bastón, a cuestionarnos sobre las cosas importantes de la vida, nos obliga a preguntarnos el "por qué" de las cosas, el por qué de la Vida misma, de la muerte (de nuestra muerte cercana), del amor, de la amistad y de tantas otras cosas.
Y es a partir de esa interrogación que nos plantea el dolor que maduramos y empezamos a dar a las cosas su verdadero valor.
Si no fuera por el sufrimiento nos acomodaríamos en nuestras propias limitaciones físicas, emocionales y mentales y nos quedaríamos enquistados en nuestros pensamientos y sentimientos actuales, perdiendo esa perspectiva de las cosas, mucho más plena, que se nos quiere enseñar a través del dolor.
Así, podemos darle al sufrimiento una perspectiva totalmente positiva considerando estas enseñanzas. El resultado de reflexionar en profundidad estos temas y contrastarlos con la vida de cada día es que de nuestro interior empieza a surgir el agradecimiento; aprendemos a agradecer todo lo que nos ocurre a nosotros y a nuestros seres queridos.
También creemos que las pruebas que nos suceden nos vienen impuestas por alguien lejano, quizás un dios justiciero e insensible. Nada más lejos de lo que ocurre en realidad. Todas las circunstancias que componen nuestra vida las hemos elegido nosotros mismos, con la ayuda de nuestros guías, en el periodo anterior a nuestro nacimiento en esta tierra. En esta vida no existe un destino fijo y rígido, que no se pueda cambiar, pero sí que escribimos en el libro del destino los sucesos que queremos que ocurran para poder obtener todo el conocimiento posible a esta dolorosa encarnación.
De esta forma, por muy duras que sean las circunstancias, damos gracias por la oportunidad que la vida nos ofrece para poder aprender y nos sentimos orgullosos de lo valientes que hemos sido al elegir y aceptar las pruebas y las cargas que la vida nos impone.
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