"Los científicos nos dicen que el corazón es inteligente, que tiene un
sistema nervioso independiente y bien desarrollado, que a pesar de que
la materia del corazón es diferente de la del cerebro se descubrieron en
él más de cuarenta mil neuronas, y una compleja y tupida red de
neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Y con todo esto parece
que puede aprender, recordar e incluso percibir.
Ahora los científicos
nos hablan de otro cerebro, el del corazón. Otra forma de inteligencia
que podríamos llamar la INTELIGENCIA DEL AMOR. Esa inteligencia que
proviene del Maestro Interno, del Alma y que tiene su sede en el
corazón.
En cuanto a la comunicación energética nos dicen que el campo
electromagnético del corazón es 5.000 veces más intenso que el del
cerebro y más potente que cualquier otro órgano del cuerpo. Produce de
40 a 60 veces más bioelectricidad que el cerebro. Y lo más interesante
es que el aspecto del campo magnético del corazón cambia en función del
estado emocional.
Cuando sentimos miedo, estrés, frustración,
enojo, etc. se vuelve caótico; en cambio, cuando se experimentan
emociones como la gratitud, la compasión, el perdón, etc. toma un
aspecto ordenado y se obtiene lo que se llama un “espectro coherente.
Este campo se extiende entre 2 a 4 metros alrededor del cuerpo,
permitiendo a todos los que nos rodean recibir la información energética
contenida en nuestro corazón.
El amor del corazón no es una
emoción, es un estado de conciencia inteligente que nos permite vivir
desde el corazón, en unión con nuestra naturaleza divina en la profunda
unidad con todo lo que existe. Observa como la fraternidad, la
compasión, la bondad, el respeto, la creatividad y el genio creador, es
decir, los pensamientos y sentimientos elevados son manifestaciones de
la unidad en la que vivimos, mientras que las emociones negativas son
manifestaciones de la separatividad.
Cuando vivimos
reconociendo que somos uno con todo lo que existe, que no es otra cosa
que ver a Dios en todo, los dos osciladores del cuerpo que son el
cerebro y el corazón, vibran en perfecta sincronicidad y como
consecuencia envían a todo el cuerpo órdenes coherentes, eficaces,
inteligentes y totalmente adecuadas a las necesidades del momento.
Ahora la ciencia nos presenta otro
circuito que va del corazón a la cabeza y ahí está la clave. El cerebro
del corazón activa en el cerebro de la cabeza los centros superiores de
percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse
en experiencias pasadas, este nuevo circuito no pasa por las viejas
memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene
una percepción exacta de la realidad. Su inteligencia no separa sino que
une, reconociendo en todo momento la gran red de vida en la que estamos
todos. Es la conexión cósmica que la inteligencia divina nos ha legado
para que podamos recuperar nuestro origen divino y nuestra sabiduría
esencial. Es la forma de tener una mente iluminada, o como dicen
algunos, “resplandor en el cerebro”.
¿Y cómo activar éste circuito? Viviendo desde el corazón. Cada
pensamiento, cada emoción, presentarla primero al corazón y ver si está
en armonía con el Amor que allí se encuentra. Hay que trascender los
deseos personales y aprender a vivir según la intención del corazón, que
es la intención de tu Ser Interno.
El impedimento mayor que
tenemos hoy en día son las memorias grabadas en nuestro inconsciente que
se activan cada vez que son estimuladas. Busca ser testigo de ti mismo,
de tus propias reacciones para que puedas verlas, porque cuando se ven,
se van. Para ello tienes que asumir la plena responsabilidad de tus
emociones, agradables o desagradables, decidir no culpar a nadie por tus
reacciones emocionales y reconocer que el verdadero origen de tus
reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior sino en
tu interior.
Hay un camino hacia el Corazón que ha sido
anunciado por todos los Maestros, haríamos bien en recordarlo: Cultiva
el silencio, haz contacto con la Naturaleza , vive periodos de soledad,
medita y contempla, busca la verdadera belleza, vive con sosiego y
quietud, cuida tu entorno vibratorio, recupera el sentido de lo sagrado,
recupera la inocencia al no juzgar, reconoce las sincronicidades en tu
vida, trabaja en grupo, coopera, vive con sencillez, escucha.
Ten presente que tu Corazón tiene una inteligencia superior, escúchalo y pregúntale cuando no sepas que hacer."
Annie Marquier
De su libro: “El Maestro del Corazón”
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