Si ya has despertado y ves como duermen los demás a tu
alrededor, entonces camina de puntillas, respeta su sueño y descubre la
perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos.
Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo les ayudará a
despertar sin necesidad de que hagas nada.
Si
aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo mecido y
cuidado. Despertar no es un acto de magia, aunque llena de magia tu
vida. Despertar no tiene nada que ver con el mundo externo, aunque todo
lo que te rodea parece tener un nuevo brillo. Despertar no cambia tu
vida, si bien sientes que todo ha cambiado. Despertar no borra tu
pasado, pero al mirar atrás lo percibes como la historia de alguien muy
querido que aprendió muchas cosas, pero sientes que ese alguien ya no
eres tú. Despertar no despierta a tus seres queridos, pero ellos se ven
más divinos ante tus ojos. Despertar no sana todas tus heridas, pero
ellas dejan de gobernarte. Despertar no te hace más popular, pero ya no
volverás a sentirte solo. Despertar no te embellece ante los demás, pero
te hace perfecto ante tu propia mirada. Despertar no te da más poder,
pero descubres el poder que tienes. Despertar puede que no disuelva los
barrotes de tus cárceles, pero te da la libertad de ser tú mismo.
Despertar no cambiará el mundo, al menos de repente, pero te cambiará a
ti. Despertar no te quita responsabilidad, muy por el contrario, te da
conciencia de las consecuencias de tus actos y elecciones. Despertar no
te hace tener siempre la razón, más bien ya no sientes la necesidad de
tenerla. Despertar es amarte a ti mismo, con tus límites y con tus
experiencias, es amar al otro como parte de tu ser y es amar a la
existencia. Permítete disfrutar de la experiencia de ser ese Ser
maravilloso que ya eres. Tu vida es un Acto Sagrado pues es la creación
del Dios que hay en ti, que eres tú.
DEEPAK CHOPRA
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