martes, 9 de octubre de 2018

¿Alimentas el Ego o Nutres el Alma?

Todos los seres humanos sin excepción anhelamos algo tan sencillo como ser felices, pero ¿somos realmente conscientes de ello? ¿Sabemos cómo serlo? ¿Vivimos verdaderamente felices? ¿Dónde buscamos esa felicidad?

Cuando decimos que sí somos felices, realmente se trata de una pseudofelicidad que proviene del ego engañoso que la reviste de emociones y la sostiene con los apegos; sin embargo, ese estado ilusorio es finito y llegará un momento en que se derrumbará como un castillo de naipes cuando sopla el viento. Esa felicidad transitoria es solo un estado emocional que, en cualquier momento y ante cualquier circunstancia adversa, como podría ser una decepción, un percance, una insatisfacción, o fruto de la reflexión, el desencantamiento, el estrés… se transforma en su contrario: la infelicidad. Toda sensación o estado que tiene su opuesto forma parte de la dualidad de la Tierra; por el contrario, todo lo que carece de opuesto proviene del sentimiento profundo del alma y ese sentimiento puro que carece de opuesto, sí perdura bajo cualquier circunstancia. La Creación simplemente ES, sin más, carece de opuesto.


A través de las sensaciones físicas de los sentidos, el ego pretende imitar la felicidad verdadera; pero esa sensación es finita, es simplemente material, debido a su dualidad le es imposible traspasar los velos hacia la conexión con tu ser verdadero: el ALMA.

La verdadera felicidad es más que un estado de satisfacción puntual, es aquella que te llevará a través de los velos que empañan el alma hacia el GOZO. El gozo carece de opuesto, o lo tienes o careces de él. El gozo es indefinible con palabras y va incluso más allá del simple sentimiento, porque mana de lo más profundo, está fuera de lo material y preservado de su ruido. El estado de gozo perdura sin fin, sin límite y en constante aumento.

Cuando empiezas a sentir una gratificante sensación por alguna acción proveniente de escuchar el llamado del alma, aunque sea por un instante, percibirás un atisbo del estado de gozo y sabrás que esa es la felicidad que estabas buscando. Ese es el verdadero estado que todo ser humano busca, aun sin ser consciente de ello. Desde ese instante, anhelarás cada vez con más ansiedad llegar a ese estado, que solamente será el comienzo de una búsqueda gozosa, un flirteo entre la materia perecedera y tu verdadero estado original: el infinito. En ese momento, automáticamente empezarás a desnutrir el ego y a nutrir el alma.


Al ego, finito y perecedero, le es imposible igualar siquiera un atisbo del gozo que se siente al nutrir por primera vez el llamado de tu alma. El alma siempre te guiará por el camino correcto en la experimentación de la materia, el que más te convenga. Por el contrario, alimentar el ego te conducirá por un camino de vaivenes y altibajos, días buenos e incluso excelentes y días pésimos, malos o mediocres; es un camino pedregoso que ya nace con fecha de caducidad y que sólo evitarás si el alma lleva las riendas.

¿CÓMO ALIMENTAS EL EGO?

¿Qué otra cosa podrías ser más que el alma?

¿Acaso eres el ego, las emociones, los sentidos, los apegos…? Todos ellos son simplemente herramientas físico-mentales que están a tu disposición para poder gestionar el cuerpo físico y mental en la materia. Con ellos solamente podrás vivir, interactuar y experimentar lo material. Entonces, ¿dónde está el problema? Muy sencillo, en que todos ellos sólo existen en la materia y cuando el cuerpo y la mente se disuelven con la muerte física, desaparecen y sólo quedan las acciones que con ellos hayas pensado o ejecutado. Por lo tanto, considerarlos como reales te someterá a su dependencia.

Nutrir el ego es lo más fácil que hay en la materia; si permites que actúe y que gobierne tu andadura, el ego estará encantado de guiarte por la senda transitoria de la felicidad aparente. Aparente sí, ya que sólo perdura durante un tiempo, al igual que la materia. Aparente porque esconde siempre la contraparte de lo que realmente eres y, por lo tanto, te ofrece una simple pseudofelicidad que va y viene, que produce euforia o tristeza, dependiendo del momento o de las circunstancias.

Todo lo material, aquello que interactúa en la materia, es finito. Sin embargo, el alma es infinita, indestructible, inalterable…; más que paz constante, es gozo constante, creciente e infinito. Inimaginable con la mente material, sentirlo sólo es posible desde la conexión profunda por medio de la meditación que, conectándote más allá del consciente y del subconsciente, te lleva al supraconsciente; ahí es donde podrás experimentar esa indefinible sensación que se percibe más allá de los sentidos: los estados de paz, de bienestar y finalmente de gozo.


¿CÓMO NUTRES EL ALMA?

Para nutrir verdaderamente el alma, deberemos aplicar el principio de “dejar salir antes de entrar”. Lo que precisa el alma realmente, más que nutrientes, es que se aparten los anti-nutrientes que constantemente emiten los cuerpos mental y físico en tanta cantidad y variedad. Dichos anti-nutrientes son generados por la densidad de la materia y los estados mentales dominados por el ego, como son las emociones descontroladas, los apegos materiales y personales, las posesiones y el sentido de la posesión, la incontrolada gestión de los sentidos… Y son ellos lo que impiden que el alma se nutra con la justa y adecuada experimentación material que ésta ha preestablecido.

El alma en sí misma es el nutriente por excelencia. Lo único que necesita es expresarse libremente sin condicionantes. La energía vital de la que está compuesta, es pura nutrición para el cuerpo y la mente. Si dejas que esa energía fluya constantemente, nada más necesitarás, y el cuerpo y la mente facilitarán ese gozoso encuentro.

Los principios nutritivos básicos para el alma empiezan, primero, con el trato respetuoso a su actual envase físico, que es el cuerpo materializado, a fin de que el alma pueda experimentar en la materia sin verse entorpecida por estados tóxicos o venenosos. Después con el control férreo del cuerpo mental, el cual pretende sin desfallecer regir por su cuenta el camino experimentativo, sin tener en cuenta tu realidad verdadera.

Por tanto, liberar al cuerpo físico de tóxicos, venenos y alimentos densos, nutriéndolo con los alimentos más afines al diseño de su constitución y nutrir la mente con los pensamientos purificados procedentes de un cuerpo físico desintoxicado, serán los pilares que te ayudarán enormemente a nutrir tu alma, allanando el camino pedregoso que deja el ego a su paso y permitiéndote a ti tomar las riendas de tus vivencias y experimentaciones materiales sin sufrimiento y lleno de felicidad verdadera.

¿EL EQUILIBRIO NUTRE EL ALMA?

La regla principal de la materia se basa en vivir desde el equilibrio.

Suele decirse que tienes que ser positivo o que eres negativo, pero la mejor verdad está al margen de ambas. En el mundo dual, el equilibrio es la mejor opción y entre estos dos aspectos, entre ser positivo o ser negativo, también hay un equilibrio y es ser realista.


Ser realista es valorar las dos opciones duales indistintamente para así tomar la decisión más acertada; sin esa valoración, situado en lo negativo te será difícil salir del círculo vicioso que la negatividad provoca y, situado en lo positivo, te hará ver todo de un solo color y, cuando el camino se llene de piedras, te arrastrarán hacia el opuesto. Es fruto de la dualidad, o estás aquí o estás allí. En cambio, cuando emprendas el camino desde el realismo fruto del análisis y la reflexión de ambas polaridades, y aparezcan esas piedras, estarás plenamente preparado para tomar la mejor opción del momento. Trabajar desde ese equilibrio es lo que te permitirá que aflore la sabiduría desde la cual todo se resuelve en su forma y tiempo más adecuados a tu momento.

Lo que eres en positivo, ya lo eres y forma parte de tu realidad, pero lo que eres en negativo, es la contraparte que te sirve precisamente para experimentar y valorar lo que realmente eres. Eso es ser realista, evitar aferrarte a una de las dos posiciones y comprender que todo forma parte de tu camino de experimentación, necesitas tanto una como la otra en su justa medida a cada momento. Al igual que el ego y sus acompañantes, sírvete de ellas bajo las indicaciones del alma. Ahí reside el equilibrio para sentirte verdaderamente feliz.

¿DÓNDE BUSCAR LOS NUTRIENTES?

Toda la información y las herramientas que necesitas para nutrir tu evolución, te las ofrece el Universo aquí en la Tierra. Solemos buscar tan lejos que dejamos de ver lo que tenemos cerca de nosotros. El Universo nos ha situado sabiamente en el lugar más adecuado para recorrer nuestro camino y en ese entorno y dentro de nosotros mismos está todo lo que se precisa para ello. Pero, por defecto, el ser humano tiene la tendencia a buscar lo más lejos posible: en las galaxias, los extraterrestres, los intraterrenos, el pasado, el posible futuro, otras civilizaciones… Creemos que así encontraremos algo mucho más maravilloso que lo que existe en lo cercano. El Universo siempre te pone aquello que necesitas al alcance de la mano, en el aquí y ahora, allí donde Él mismo te ha situado; así es de sencillo. ¿Estás en la Tierra? ¡Pues busca en ella y en lo cercano a ti! Observa y encontrarás lo que precisas ya sea para tu momento, para una situación concreta y para tu evolución experimental.


Todo lo lejano puede servirte para iniciar tu andadura y tu despertar, y aportar el conocimiento previo de lo que realmente eres y cómo funciona la vida. Puede servirte para situarte y activar el proceso de toma de conciencia de tu realidad, pero quedándote anclado en lo externo, en lo lejano y siguiendo a los demás por siempre, poco o nada solucionará tus inquietudes o pesares, si no que es muy posible que te quedes atrapado en la ilusión y esa ilusión frenará tu evolución.

Lo más cercano que posees es escuchar y atender el clamor que mana de tu interior. ¿A quién vas a escuchar? ¿A los demás, al ego, a los sentidos, a los apegos…? ¿A eso que sólo te propone cierta satisfacción o felicidad temporal o a la voz de tu interior que mana de la intuición expresada en sentimiento puro y que te propone lo que más te conviene, a pesar de que en un instante determinado puede ser que tu comprensión sea incapaz de entender por qué te lleva por esos derroteros?

¡Aprovecha todas las experiencias que te brindan el ego, las emociones, los sentidos y los apegos para darte cuenta de lo que realmente eres y saca de esa experiencia valiosos nutrientes que impedirán que tu alma se nuble!

¿EL EGO ES MALO?

El ego simplemente es y trata de alimentarte con sus herramientas preferidas: los estados emocionales de la mente, las sensaciones que recibe de los sentidos físicos y los aferramientos mediante los apegos a todo, ya sean personas, cosas, situaciones… Con todo ello, el ego crea los hábitos mentales que te condicionarán y te aferrarán a esas situaciones y que, con el tiempo, formarán parte de tu vida diaria, te esclavizarán como una rueda que siempre gira en sí misma y dirás que la vida es así o que has tenido mala suerte o que todo es culpa de los demás… Y entonces, puedes seguir quejándote o utilizar el ego en su justa medida, bajo las directrices que provengan del alma, que es la alternativa más saludable y nutritiva para ti y tu realidad.

Sin el ego, sin las emociones y sin los sentidos, el funcionamiento físico para con la materia sería muy distinto. O bien te hallarías paralizado para realizar acciones materiales o estarías en el gozoso samadhi, que es el estado que se obtiene al conectar desde la materia con tu verdadera realidad y con el cual la experimentación de la dualidad deja ya de existir. Pero si tu misión de vida es precisamente experimentar en la dualidad aquello que realmente eres, deberás utilizar estas herramientas de la materia.


Sabrás que estás actuando con el ego en su justa medida, cuando te dejes guiar por la infalible sabiduría que brota de la verdadera intuición y de la inspiración instantánea que proceden del alma que se abre cuando dejas de desnutrirla y nutres saludablemente a sus acompañantes: los cuerpos físico y mental.

Ten presente que todas las acciones que realices con estas herramientas y estados físicos, alimentarán o nutrirán lo que se denomina el karma, un saco de experiencias duales que te llevarás contigo y que tendrás que gestionar cuando vuelvas. Todas ellas volverán intactas, son sólo tuyas y forman parte de ti reencarnación tras reencarnación.

¿QUÉ ES EL KARMA Y CÓMO NUTRIRLO?



“Quien da, recibe”, “Quien siembra vientos recoge tempestades”, “Lo que hagas es con lo que te encontraras”, “Ojo por ojo diente por diente”, “Quien a hierro mata a hierro muere”…

Todas estas expresiones reflejan la ley universal del karma o ley de causa y efecto, la cual rige todas las acciones y pensamientos que el reino humano produce en la tierra material. El karma es el resultado de lo que has generado, el peaje que hay que pagar sobre las consecuencias de lo que

has provocado o la cosecha que recibirás de las acciones correctas que has practicado. Tanto en un sentido como en el otro, en beneficio o perjuicio, toda acción ocasiona un tipo u otro de karma que se balancea con esa polaridad.

El karma es como la contabilidad, tienes un debe y un haber, o sumas o restas. Si tu balance de una vida es de saldo positivo, vivirás la siguiente vida lleno de plenitud, todo te funcionará y serás capaz de generar mucha abundancia. Por el contrario, si es negativo, vivirás lleno de inconvenientes y te costará generar plenitud o abundancia, tendrás que esforzarte más y a veces ni lo conseguirás.

El karma es un saco que has llenado con tus acciones; nadie puede llenártelo o vaciártelo, sólo tú tienes esa potestad. Si de ese saco solamente vas sacando y dejas de meter en él acciones correctas, llegará un momento que estará vacío y en ese momento toda tu plenitud y abundancia se acabarán de repente sin más; el buen karma se habrá terminado. Por el contrario, si cargas con él lleno de acciones incorrectas o lo sigues alimentando con ellas, deberás pasar por el peaje y revivir en cierta manera lo que has provocado; pero también tienes la opción de nutrirlo y seguir llenándolo de acciones correctas hasta diluir tus pesares.

La raíz de toda enfermedad es la ignorancia y, al mismo tiempo, es la de tus pesares y peajes kármicos. La solución a todo ello pasa por adquirir sabiduría, que es la herramienta que te proporcionará la claridad del camino que debes emprender con todos tus pensamientos, acciones y decisiones para con la materia. La sabiduría se adquiere nutriendo del alma.

Todas las acciones son kármicas y cada una de ellas te obligará a pagar un peaje o te permitirá cobrarlo; serás pagador o cobrador. Tanto en un caso como en el otro, tienes la opción de vivir esos efectos kármicos nutritivamente o insalubremente. Permanece atento, sigue llenando el saco de acciones sabias para que nunca se vacíe y puedas vivir así de forma más plena. Aunque si te toca revivirlas en su forma más dura, vívelas desde la plena nutrición del alma y así será, sin duda, una experiencia sustanciosa y feliz en vez de un pesar lastimero.

La ignorancia es fruto de escuchar y alimentar el incesante clamor del ego, mientras que la sabiduría es la que proviene de nutrir la esencia que tú eres. Las acciones realizadas desde la sabiduría nutrirán y vivificarán el alma y, al mismo tiempo, diluirán tus peajes kármicos pendientes. Pero recuerda, sólo tú puedes decidir si alimentas tu karma o lo nutres.

REFLEXIÓN

Si simplemente alimentas al cuerpo físico en vez de proporcionarle una nutrición saludable, sin preocuparte de lo que estás ingiriendo, dejándolo en manos de los hábitos, las costumbres o lo que digan los demás, el cuerpo mental actuará a sus anchas y el ego, su gestor, se apoderará de esa situación tan favorable para él. El ego dirigirá tu rumbo y el cuerpo te pedirá que sigas alimentándolo en esa forma para mantener ese estado hipnótico, entrando así en una rueda sin fin que sólo podrás romper concienciándote del gran regalo que te ofrece la Creación para que interactúes y experimentes en la materia, que no es otro que el maravilloso cuerpo físico. Activando tu poderosa voluntad, conseguirás romper los hábitos insalubres y desterrar al ego al espacio que le corresponde. Podrás así entrar en el proceso de cambiar tu alimentación hacia la nutrición que es más saludable para tu cuerpo físico y mental: su alimento original.

Al cuerpo sutil le es imposible expresarse en el ambiente material denso e intoxicado que causa la rueda intoxicadora del ego. Cuando éste domina la situación, la humilde alma simplemente se retira sigilosamente y extiende los velos que la mantendrán libre de esa vibración densa, a la espera de que decidas romper esa cadena intoxicante retroalimentada por el ego insaciable.

Limpia y desintoxica tu cuerpo físico, corta las fuentes de las que mana insalubridad, elige el proceso adecuado de recuperación y tu lucidez mental aflorará. Esa lucidez te permitirá comprender la verdadera realidad, actuar equilibradamente y así mantener al ego en su lugar. Nutre adecuadamente tu cuerpo físico, activa tu poder mental y el alma recibirá la nutrición que más le convenga en cada momento y nutrirá a su vez a las decisiones y a las acciones.

Recuerda siempre que para ser feliz se ha de actuar desde el equilibrio y para ello es imprescindible que nutras adecuadamente todos tus cuerpos. Practica asiduamente la meditación, porque cuando a través de ella contactes verdaderamente con el alma, allí hallarás todas las respuestas.

¡Te deseamos una nutritiva experimentación en tu vida y, sobre todo, que seas verdaderamente feliz!

Autor: Josep María Montserrat – Nutricionista Celular


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