Dios pone los caminos y te da a elegir para seguirlos.
Durante tu recorrido, aprende a ser mejor persona,
da lo mejor que tengas en ti:
Amor, cariño, amistad, confianza, sinceridad.
Aprende a reconocer tus virtudes por encima de tus defectos y eso te enseñará que lo que vales es por todo lo que eres y no por lo que tienes.
Ayuda en la medida de tus posibilidades, abraza para consolar a alguien, sonríe para alegrar el día de alguno, di algunas palabras de aliento para levantar el ánimo de otros y tu mayor recompensa será el haber hecho sentir bien a muchas personas.
Busca amigos verdaderos en los que puedas confiar, y mejor aun, que confíen en ti. Agradecerles por estar ahí y ser parte de tu diario existir. Has realidad tus sueños. Aspira a conocer y aprender más e intenta alcanzar lo más alto, porque, mientras tus metas tomen forma, tus sueños serán esencia.
Agradece infinitamente a Dios todo lo que recibas. Guarda en un lugar muy especial de tu corazón cada momento vivido, cada momento compartido y quedarán huellas imborrables que atesorarás por siempre.
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