Decía Séneca que el mundo se compone de los que dan y los que reciben. Y que quizá los que reciben coman mejor, pero los que dan duermen mejor.
Es evidente que en un momento u otro de nuestra vida todos hemos recibido, sea dinero por nuestros servicios, o cariño, satisfacciones, disgustos, etc. Pero, ¿nos hemos detenido a pensar en cómo recibimos? Hay quien recibe obligando a quien le da, hay quien recibe con desprecio o hay quien lo hace con generosidad.
Ésta es precisamente la cualidad que nos ha de guiar cuando demos en lugar de recibir. Todos, en un momento u otro, hemos dado. En distintas ocasiones y por diferentes motivos, unos más y otros menos. Hemos dado amor, comprensión, consuelo, paciencia, favores, resignación, disgustos, trabajo, etc.
¿Has sentido satisfacción cuando has dado, sin esperar nada a cambio? La generosidad provoca satisfacción, practícala.
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