Hablemos de las supersticiones. Seguramente has experimentado, alguna vez, miedo a sufrir mala suerte
si rompiste un espejo o se cruzó en tu camino un gato negro. Las
antiguas leyendas y mitos urbanos, se heredaron de generación en
generación. Y esas tradiciones nos provocan miedos innecesarios.
Lamentablemente, situaciones como esa, y otras tantas, pueden provocar que tus días se conviertan en malas experiencias. Y, finalmente, debes recordar que el poder de tu mente y de tu actitud positiva, son la clave para evitar problemas.
¿Te has encontrado en un edificio u hotel que no tiene piso 13? Parece cosa de broma, pero sí existen.
En
las ceremonias de bodas, sobre todo en aquellas de origen
judeo-cristiano, se piensa que el novio no debe ver a la novia, vestida
de blanco, antes de tomar sus votos. Dicen que, calzarse al revés los
zapatos, por distracción, implica padecer mala suerte toda la semana.
Si
bien es real que, pasar por debajo de una escalera, implica riesgos
concretos; también es real, que el hecho, por sí mismo, no debe
entenderse como la indiscutible condena a sufrir una racha de mala suerte.
Abrir
un paraguas dentro de casa, tirar sal sobre una mesa, o pasar
directamente de mano a mano, el salero a otro comensal. Guardar zapatos
bajo la cama. Escribir una carta de amor con tinta negra. Etc. Todas supersticiones irracionales;
sobre todo aquellas que están totalmente fuera de nuestro control. Como
que un inocente gatito negro se nos cruce por enfrente o que
encontremos un ave muerta al pie de la entrada de nuestro hogar.
También existen las llamadas supersticiones positivas o generadoras de buena suerte.
Encontrar
un trébol de cuatro hojas, romper un huesito de pollo. Tocar madera
como método previsor ante algo indeseado. Llevar en la bolsa una pata de
conejo. Bajarse de la cama por el lado derecho. Usar ropa interior
roja, durante el último día del año. Arrojar monedas a una fuente o
pozo.
La energía divina que todos emanamos, está muy por encima de todas estas supersticiones, mitos y leyendas urbanas. Y más aún, lo está nuestra innegable capacidad de razonamiento.
Siempre
que mantengas elevados tus niveles energéticos, todo cuanto emprendas
te saldrá bien. Por el contrario, si tu energía se ve contaminada por supersticiones y miedos ilógicos, obviamente no obtendrás los resultados esperados.
Algunos relatos de abuelos sobre este tipo de tradiciones, son interesantes y hasta divertidos. Pero no te permitas caer en sus garras. Libérate de supersticiones.
Que la luz divina brille en ti.
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