Si bien es cierto que todos pertenecemos a un Universo, como las estrellas y los planetas, cada uno, en sí mismo, también es un Universo Personal, del que es Creador, único partícipe, responsable, y beneficiario o sufridor –la mayoría de las veces, a elección propia-.
Están lo demás y los otros por una parte, y por otra parte está Uno Mismo.
Y aunque a efectos cósmicos o esotéricos seamos todos Uno y formemos parte de un Todo, la innegable realidad es que uno tiene su propio Universo Personal.
Está muy bien eso de formar parte de algo más grande y sentirse partícipe de esa gran familia que es la Humanidad, pero eso no es motivo suficiente para abandonar las razones principales de vivir esta vida, que pueden ser o son: alcanzar el Desarrollo Personal, encontrarse con la Divinidad instalada en cada uno, hacer el bien, amar al prójimo, ser feliz, etc.
Cada uno encontrará aquellas en las que crea que son ciertas, y si las observa con atención comprobará que hay algo común en todas y cada una de ellas: la presencia innegable e irremplazable de Uno Mismo.
Uno vive la vida de cara al exterior, donde se manifiesta y es reconocido, pero la auténtica vida es la que se desarrolla, o se ha de desarrollar, en relación consigo.
Si uno cierra los párpados, se encuentra inmediatamente a solas consigo mismo.
Los párpados abiertos nos conectan con lo otro y con los otros. Nos ponen en contacto con el medio donde habitamos, con las otras personas con las que compartimos nuestro paso por la vida y las vivencias, pero también con lo que nos aparta o distrae de nosotros.
En lo de fuera, se manifiesta el ego, y sería conveniente que siguiera haciéndolo fuera. Dentro, tras los párpados cerrados, comienza el Universo Personal, donde Uno Es y Uno se encuentra. Eso sí, es tan inexplorado como ese Universo tan inmenso y desconocido lleno de Galaxias y con distancias inimaginables.
¿Qué se puede hacer para contactar con Uno Mismo?
Cerrar los párpados y esperar, desechando los pensamientos y distracciones habituales, y preparar el terreno para que se presente el silencio. EL SILENCIO, y esto es una tarea ardua y difícil.
No sé si lo has probado alguna vez. Si lo has hecho, sabes de lo que hablo. Si no lo has hecho, y si puedes, este es un buen momento para hacerlo. Conviene buscar un lugar y un momento tranquilos, sin temor a ser interrumpido, y ponerse –sin expectativas ni impedimentos- a la tarea.
Cerrar los párpados y esperar.
Es el momento en que aparecerán recuerdos intempestivos, ideas peregrinas, tonterías increíbles, tareas, obligaciones, excusas… distracciones, a fin de cuentas, que propone el yo pequeño y atemorizado que se conforma con lo que conoce y se asusta ante la posibilidad de encontrarse con el Yo auténtico.
El mundo interior es el gran desconocido para muchas personas.
No saben qué hay, cómo es, cómo puede afectar, cómo puede beneficiar. Y el miedo de ese yo pequeño no es un gran aliado, sino un impedimento.
Mi propuesta es entrar en un mundo inexplorado del que se desconoce todo, del que se presupone mucho, donde se pueden encontrar cosas sorprendentes y muy agradables –es la residencia de la Paz– pero, eso sí, casi siempre se alcanzan las cosas buenas tras un arduo proceso que revoluciona dejando a la luz facetas desconocidas de uno, las cosas que nos atenazan y condicionan, los miedos que nos gobiernan, los errores con los que caminamos, lo que no somos…
Pero es que lo que sí somos, quienes sí somos, y donde están las claves de lo que tenemos que hacer, habitan en eseUniverso Personal donde vive nuestra alma, nuestra esencia, donde está la sabiduría, donde el personaje se despoja de su disfraz para encontrarse con la desnudez que nada esconde de quien realmente uno es.
No voy a describir lo que se puede encontrar, porque entonces uno entraría condicionado y más atento a lo que no aparece que a lo que sí aparece, y con unas expectativas que pueden ser distintas de la realidad, y porque cada persona va a encontrar a alguien distinto aunque comparta la esencia con el resto de la Humanidad.
Atrévete. Ahí estás tú y ahí te puedes encontrar con el auténtico Yo que eres. Un proceso de Autoconocimiento, deDesarrollo Personal, es el único Camino viable y enriquecedor. No hay atajos. No hay forma de evitarlo: requiere la toma de conciencia de tu realidad actual –que nunca va a ser fácil-, requiere dedicación –esto no se hace en un cursillo de fin de semana-, requiere voluntad –es mejor ser constante-, requiere apertura de mente y de corazón -para acoger lo que vaya apareciendo-, requiere amor –sin amor está condenado al fracaso- y requiere tiempo –no se pueden poner metas, porque no se sabe dónde está el final, y no se puede un objetivo temporal, porque la prisa no ayuda sino que entorpece-.
Quien entre en su Universo Personal será muy distinto cuando salga.
Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.
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