martes, 28 de julio de 2015

LA ORACIÓN Y LAS ENFERMEDADES


Cada enfermedad o dolencia tiene un tratamiento específico de consciencia. Dicho tratamiento consiste en una poderosa oración transmutante de energía; es decir, de consciencia. Pronúnciela en voz alta, tres veces al día, añádale recto pensar, recto sentir, hablar y actuar, limpieza del hígado y cualquier enfermedad se te va. Cualquiera es, cualquiera.


Jesús cogía a la gente le pasaba la mano por la cara y le volvía la visión... a los mudos, les devolvía el habla... Y siempre decía: no peques más. No pecar es sinónimo de no transgredir las leyes naturales, de salir de la ignorancia... no pecar es: hablar bien, pensar bien, sentir bien y actuar bien. Acordémonos que toda dolencia física a nivel corporal, representa una parte inarmónica dentro de mi propia estructura energética. 
La vida, nos cuadra a todos, de maneras distintas. A unos, en el cuerpo; a otros, en el dinero; a otros, en la familia; a otros, en las relaciones interpersonales. Todos estamos siendo tallados por un Orfebre Majestuoso ¡Y no nos hemos dado cuenta! todos estamos siendo labrados en el crisol de la sabiduría del universo ¡Y seguimos renegando! cuando no somos capaces ni siquiera, de cepillarnos una lengua, ni de limpiarnos un hígado... Renegamos y cambiamos de religión...
- Y este muchacho... y este muérgano... y este tal... y este yo no sé qué...
Y renegamos, y renegamos, y maldecimos, y criticamos, y rajamos, y nos comemos unos a otros... Y no sabemos que todo lo que nos rodea, en esencia – lo que llamamos: negativo-, no son más que oportunidades de mejoramiento personal, de triunfo, de crecimiento energético y espiritual. Demostrarnos que no somos nada, que somos fungibles, que somos perecederos y que somos desechables.
Esta oración dice así:
“En la infinitud de la vida donde estoy, todo es perfecto, completo y eterno. Reconozco que mi cuerpo, es un buen amigo.
Cada una de mis células contiene la inteligencia divina.
Yo (se pronuncia el nombre completo incluyendo apellidos) escucho lo que me dice, sé que su consejo es válido.
Estoy siempre a salvo bajo la guía y la protección Divina y elijo vivir en salud y ser libre.
Yo (se pronuncia el nombre completo incluyendo apellidos) doy gracias al Padre, porque mi salud total y plena es un hecho”.

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