¿Tú crees que, cuando mueras,
no quedará de ti memoria alguna?
De aquello que tú eras,
de tu vital fortuna, de tu decir y tu pensar... ¿ninguna?
¡Estás equivocado!
Todo lo que tú haces queda unido a lo que has deseado,
a todo lo sentido y a lo que en tu interior se ha producido.
Y, como parte que eres de un todo superior,
que es más profundo, aún si tú no lo quieres,
tu aspecto más fecundo recrea cada instante todo el mundo.
Y todo el mundo tiene algo de ti, sin que tú lo pretendas;
y, en el tiempo que viene,
en todo habrá las prendas de lo que,
sin saberlo, al mundo ofrendas.
Procura, pues, que el fruto de tu boca, tus actos y tu mente,
constituya un tributo positivo y decente
que haga un mundo mejor para la gente...
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