Los chamanes por miles de años han expresado que el ser humano
necesita tener una conexión espiritual con la tierra para mantener su
camino original y su salud. Esa conexión espiritual es una cuestión
natural que se da entre el ser humano y el Espíritu de la Tierra, porque
somos hijos de Ella. Sin embargo, el ser humano urbano se ha esmerado
en los últimos siglos en separarse de la naturaleza y de su energía. Al
mismo tiempo, la humanidad se ha aprovechado de los recursos de la
naturaleza en forma desproporcionada y ha dañado ambientes importantes.
Una consecuencia de ello ha sido que los Espíritus de la Naturaleza se
han alejado de los seres humanos y nos han dejado solos.
Actualmente parece haber un cambio de dirección de esa tendencia y
nos hemos dado cuenta de que necesitamos la energía de la Madre Tierra
para reconectarnos espiritualmente. No se sabe aún si ese posible cambio
es porque el Espíritu de la Tierra ha reaccionado frente a los abusos
de la humanidad y está inyectando energías nuevas de reconexión, o si
los seres humanos hemos evolucionado un poco como para darnos cuenta de
nuestra necesidad espiritual básica de estar conectados a la energía de
la tierra en forma armoniosa.
En este posible cambio, observamos reaparecer técnicas milenarias de
reconexión espiritual con la energía de la tierra y con el Espíritu de
la Tierra, principalmente originarias de las tradiciones chamánicas. Al
mismo tiempo, los conocimientos expresados hace miles de años por los
Maestros Yóguicos de la India y del Tibet toman nuevo sentido en esta
búsqueda de reconexión con la naturaleza. Por ejemplo, en los Yoga
Sutras de Patanjali, una de las indicaciones del Yoga es “No matar”, ya
sea a ningún ser vivo pero también sacarse de la mente esa energía de la
matanza. Y que una vez establecido el no matar, desaparece la
enemistad. El mismo concepto puede establecerse para la reconexión con
la energía de la naturaleza: el no matar a los seres de la naturaleza
permite generar una nueva amistad con la Madre Tierra.
Al mismo tiempo, es posible reconectar con la energía de la Madre
Tierra a través de prácticas utilizadas por los chamanes durante mucho
tiempo. Una de esas prácticas es la cimentación. Se denomina cimentación
al conjunto de elementos estructurales, cuya misión es transmitir las
cargas de la edificación o elementos apoyados a este al suelo,
distribuyéndolas de forma que no superen su presión admisible ni
produzcan cargas zonales. En otros términos, la cimentación hace que
generemos elementos estructurales (fibras de energía – raíces de
energía) desde la planta de los pies, nos agarremos, conectemos con la
energía de la Tierra y podamos transmitir nuestra carga energética a la
tierra, asimilar la energía de la tierra y distribuirla adecuadamente
por nuestro cuerpo.
La cimentación de hace la siguiente manera: sentados en el piso, con
la espalda en un árbol, con las rodillas levantadas, los pies descalzos
(o con medias) en el piso, hay que relajarse con la respiración y
comenzar a imaginarse que desde la planta de los pies salen fibras (como
raíces) que comienzan a entrar en la tierra, y bajan, bajan, hasta
agarrarse fuertemente de una gran piedra bien adentro de la tierra. Esas
fibras comienzan a absorber energía de la tierra que sube por tus
piernas hasta el corazón. Con cada inspiración se absorbe energía de la
tierra y con la exhalación se distribuye por el cuerpo a través del
corazón.
Esta técnica de conectarse con la energía de la tierra a través de la
cimentación permite tranquilizar la mente y moderar los pensamientos
volátiles. La razón de esto es que la energía de la tierra es más
armónica y tranquila que la energía de nuestra mente, por lo cual,
asimilar la energía de la Madre Tierra ayuda al control de la mente. Los
chamanes siempre dicen: para ir a las tierras altas de la Mente
Verdadera hay que tener raíces profundas en la Madre Tierra. Por eso es
que hay que estar cimentados.
La cimentación nos ayuda a reconectarnos a la energía del Espíritu de la Tierra.
Espero les sea útil.
Martín Armando
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