El
enojo es una respuesta natural y casi automática al dolor (físico o
emocional) y puede suceder cuando uno se siente rechazado, amenazado o
cuando se experimenta alguna pérdida. El enojo no ocurre de manera
aislada, sino que está necesariamente precedido por sentimientos de
dolor, y por eso se caracteriza como una emoción de "segunda mano" o una
especie de emoción sustituta. Con esto te quiero decir que a veces nos
enojamos para no tener que sentir el dolor. Las personas transformamos
nuestras emociones dolorosas en ira porque es más fácil enojarse que
sentir el dolor y esto lo hacemos consciente o inconscientemente. Al
enojarnos disfrazamos una realidad que se siente aterradora o
vulnerable, entonces cedemos ante un sentimiento seductor de
superioridad moral y rectitud asociado con la ira que ofrece un poderoso
pero temporal impulso para la autoestima. 🏼Lo que pasa es que la ira no puede hacer desaparecer el dolor, solo lo distrae.
El
enojo no resuelve ni aborda los problemas que te hacen sentir temeroso o
vulnerable, hasta pueden llegar a crear nuevos problemas, como
problemas sociales o de salud. Con el enojo estamos ocultando es una
profunda necesidad de ser vistos, escuchados, reconocidos o amados. La
ira actúa como un mecanismo de defensa al contacto íntimo.
Observa
tu enojo cuando se empieza a asomar, es la señal para preguntarte qué
es lo que estás evitando. No te dejes ser controlado por el. Habita tu
cuerpo, eleva tu frecuencia vibratoria para que cualquier emoción
negativa que vibre en un nivel más bajo no tenga entrada. Desde ahí
podrás accionar en vez de reaccionar.
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