Desde luego que contar con unas finanzas sanas, hoy en día nos brinda seguridad y tranquilidad a muchos niveles. Pero es de vital importancia no caer en el fanatismo del dinero ni permitir que éste sea el parámetro con el que medimos nuestro éxito o felicidad.
Bien sabemos que el dinero es necesario, y nadie en su sano juicio, está peleado con tenerlo, incluso a manos llenas. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado de no perdernos en los pantanos de la codicia.
Nos referimos a la necesidad de construir una relación sana con el dinero, que nos permita equilibrar nuestros conceptos de abundancia y desapego. Es bueno contar con los recursos necesarios para afrontar la vida, pero el desapego hacia las cosas materiales también nos brindará la posibilidad de elevar el espíritu y de evolucionar sin tropiezos hasta la luz original que nos da sustancia.
Lo determinante, es ser conscientes de lo que poseemos, del destino que le tengamos asignado y de la claridad de pensamiento que nos permita entender que seguimos siendo valiosos, aún sin ese dinero.
Con frecuencia se escucha a personas diciendo que desearían tener mucho dinero, tal vez millones. Pero cuando se les cuestiona para qué querrían esas cantidades, la mayoría afirma que no lo saben, pero que eso les haría sentirse felices y tranquilos.
Lo primero que debemos entender es que le dinero es sólo un medio por el cual podremos tener acceso a determinados satisfactores.
Hoy por hoy, este tema debe ser analizado a detalle de forma personal para poder estructurar la realidad de nuestra situación financiera y organizar el destino de cada billete o moneda, según una finalidad concreta.
Para vivir en abundancia, no se requiere una cuenta bancaria abultada, sólo es cuestión de aprender a priorizar y a destinar el dinero que tenemos de forma que se cubran las necesidades que tenemos.
Hablando de nuestro dinero, la frase debería ser: “lo tengo, pero no lo requiero para vivir feliz”. Sin importar la cantidad, la evolución de nuestra alma, dependerá en gran medida de la relación que tengamos con el dinero.
De ahí que sea tan importante aprender que el dinero es un concepto de creación humana, para la facilidad del intercambio comercial de bienes y servicios. Pero de ninguna forma tiene nada que ver con nuestra esencia divina ni con la misión de nuestra energía interior.
Recordemos que no somos lo que tenemos; tenemos lo que somos. Y, en ese sentido, nuestra vida presentará abundancia si la calidad de nuestra energía, pensamientos y emociones es equilibrada y congruente con la realidad.
Todos contamos con recuerdos o vivencias únicas y entrañables. Momentos que nos dan alegría y que enriquecen nuestro interior.
Existe un fabuloso ejercicio que nos ayuda a entender que la vida es maravillosa, aun sin contar con muchísimo dinero o posesiones materiales.
Es tan simple como que renuncies por una semana a usar tu reloj. Al principio te sentirás incómodo y requerirás de preguntar el horario a otras personas. Sin embargo, tu día a día se desarrollará de la misma forma que antes. Finalizada la semana, notarás que pudiste vivir sin tu reloj y que nada sustancial cambio.
Ese enfoque mental, puedes aplicarlo posteriormente al dinero. Nadie está en contra de que lo tengas, pero es importante que no lo sobre valores y que tu vida contenga felicidad y sentido, aun sin él. Si en tu corazón hay abundancia, la manifestarás siempre.
Sólo cuando logremos desapegarnos del dinero, sabremos cómo usarlo de forma sabía para nuestro beneficio, bajo la consciencia de que lo poseemos temporalmente y que no nos es indispensable para crecer y trascender.
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