martes, 30 de diciembre de 2014

UN METODO PARA EL DESPERTAR


En primer lugar deja a un lado todos los asuntos y preocupaciones; no recuerdes o
rememores nada, sea bueno o malo, mundano o trascendental. No te dejes llevar por los
pensamientos. No te apegues al cuerpo o a la mente, déjalos en libertad.
Cuando la mente es como un trozo de madera o una piedra, cuando no intentas explicar
nada y la mente no se dirige a ningún lugar, es como si la base de la mente se convirtiera en
el espacio, en el cual el sol de la sabiduría aparece de modo natural. Es como si las nubes
dejaran un claro y apareciera el Sol.
Pon fin a los vínculos que te encadenan, a los sentimientos de codicia, odio, apego,
confusión o pureza, acaba con ellos. Manténte imperturbable ante los deseos internos y a las
influencias externas, sin permitir que la percepción y la cognición sean un obstáculo, sin
dejarte confundir por nada, dotado de modo natural con todas las virtudes y el inconcebible
uso de las capacidades espirituales, esto es ser alguien libre.
Cuando tu mente está más allá de la agitación o la serenidad en presencia de cuanto la
rodea, sin concentrarse ni distraerse, percibiendo cualquier sonido o forma sin apego u
obstrucción, a esto se llama ser un caminante.
No caer en la dualidad de lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto, no aferrarse a
nada ni rechazar nada, se llama ser miembro de la gran caravana.
No estar esclavizado por lo bueno o lo malo, la vacuidad o la existencia, la confusión o
la pureza, el esfuerzo o el desinterés, la mundanidad o la trascendencia, la virtud o el
conocimiento, se llama sabiduría iluminada.
Una vez la afirmación y la negación, el deseo y la aversión, la aprobación y la
desaprobación y toda la diversidad de opiniones y sentimientos cesan de surgir y no
consiguen atarte, serás libre, dondequiera que estés.

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