La vida es fácil, nosotros la hacemos difícil.
Y la hacemos difícil porque no fluímos con ella,
nos empeñamos en luchar contra la corriente.
Y todo parte, que desde muy temprano
se nos induce a caer en preferencias,
nos dividen las cosas en malas o buenas,
feas o bellas, amorosas u odiosas;
en ese momento nos decimos me gusta, no me gusta,
prefiero esto o aquello.
Tus preferencias te impondrán la necesidad de luchar por ellas
cualquiera sea el precio que tengas que pagar.
Cuando dejas de tener preferencias,
cosa muy difícil para una menta aristotélica
como la occidental que todo lo define en base a los opuestos,
ejemplo: " enfermedad es lo contrario de salud ".
En el momento en que conscientemente dejas de tener preferencias,
alcanzas un estado de paz profunda,
te conviertes en un buda.
En realidad las diferencias están dentro de nosotros,
cuando amamos algo nos parece bello,
si lo odiamos nos parece feo.
Tanto si amamos como si odiamos no vemos la realidad.
No por otra cosa los orientales dicen que vivimos en un mundo de ilusión.
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