El dolor en sí mismo no es un mal que tengamos
que evitar a toda costa.
El dolor es un maestro que nos puede enseñar
muchas cosas.
El dolor nos instruye, nos dice que cambiemos,
que dejemos de hacer una cosa y emprendamos otra,
que dejemos de pensar en cierta forma y empecemos
a pensar en forma diferente.
Y cuando nos negamos a escuchar al dolor que evitar a toda costa.
El dolor es un maestro que nos puede enseñar
muchas cosas.
El dolor nos instruye, nos dice que cambiemos,
que dejemos de hacer una cosa y emprendamos otra,
que dejemos de pensar en cierta forma y empecemos
a pensar en forma diferente.
y a sus enseñanzas, lo único que nos queda
es convertirnos en escapistas.
Efectivamente, lo que decimos es:
no voy a escuchar,
no voy a aprender,
no voy a cambiar.
Las personas abiertas y que van creciendo
no toman a regañadientes la pedagogía del
dolor y buscan el cambio.
Intentan respuestas y correcciones adecuadas.
Los otros no escuchan las enseñanzas del dolor.
Se contentan con establecerse y vivir con el 10 %
de su potencial humano. Se contentan con morir,
sin haber realmente vivido.
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