Más allá del sentido espiritual, el sufrimiento tiene una función moral y realiza una profunda purificación en nosotros.
La causa del sufrimiento del ser humano se encuentra en él mismo, y en principio deriva de su resistencia a transformarse. Por otro lado, hace milenios Buda reveló que el sufrimiento es producto del deseo.
Nosotros lo generamos al querer cosas, al
involucrarnos emocional y mentalmente con algo o con alguien, y al
realizar experiencias sin un motivo noble y universal. Las personas, por
estar muy centradas en sí mismas, poco se interesan por la evolución
del universo en que se encuentran. El sufrimiento proviene de ese
desinterés y de ignorar que todo es estimulado por la única vida. Sin
embargo, podemos cambiar esa situación si canalizamos nuestros deseos
hacia objetivos cada vez más amplios y elevados.Si el sufrimiento es
de naturaleza moral construye y fortalece el carácter, nos impulsa a que
dejemos de ser ambiguos y tibios en nuestros sentimientos. Todos los
que ya han formado el carácter lo hicieron viviendo diferentes
graduaciones de ese tipo de sufrimiento, pues durante las pruebas que
nos presenta tenemos posibilidad de hacer opciones importantes para el
camino espiritual. Si el sufrimiento es de naturaleza física casi siempre nos quiere mostrar, a través del propio cuerpo, lo que debemos cambiar en nuestra manera de ser. Este tipo de sufrimiento, como también los otros, es siempre proporcional a la capacidad que tenemos para soportarlo; y en algunos casos, agregamos lamentaciones y rechazo a las pruebas que nos presenta. Con estos agregados el sufrimiento se puede volver excesivamente pesado por eso algunas personas sucumben ante él. Necesitamos considerar el sufrimiento como oportunidad de sanar viejos desequilibrios causados por nosotros mismos, y debemos abandonar la idea errónea de que él viene para castigarnos. En realidad, lo que el sufrimiento proporciona es purificación. Si lo aceptamos inteligentemente, permitimos que la energía de nuestro ser interior remueva lo que le impide expresarse. Esa actitud positiva puede fortalecerse cuando agradecemos lo que el sufrimiento realiza en nosotros, cuando reconocemos lo que la vida, con sabiduría, nos ofrece a través de él. De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho La Función del Sufrimiento. Irdin Editora |
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