Es
muy difícil, por no decir imposible, encontrar verdadera felicidad o
paz duradera en el mundo de la mente y lo manifiesto, en el mundo de la
dualidad y lo transitorio. Tal vez cierta euforia y excitación puede
devenir de identificarnos con una posición mental y defenderla, o de
fanatizarnos por un rato con tal o cual cosa. Pero demasiado rápido esa
euforia se suele transformar en vacío, en angustia, en nada.
Podemos
atravesar el velo de lo ilusorio soltando todo y yendo más alla,
mediante las más diversas formas, por ejemplo mediante la meditación, la
autoobservación y silencio interno, la respiración consciente, el
caminar en medio de la naturaleza, el compartir y jugar con un niño, el
practicar un deporte, o el estar plenamente presentes donde sea que
estemos. Las formas son tan ilimitadas y diversas como cada uno de
nosotros. Lo que importa es que siempre podemos volver a ese espacio de
esencialidad dentro nuestro y permanecer por un tiempo allí. Solo allí
encontraremos verdadera dicha y paz. Y al volver a participar del mundo
humano manifiesto notaremos algo diferente, nos sentiremos mucho mejor y
con una vibrante sensación de sentido de vida, ya que nuestro mundo
concreto se ira imbuyendo de esa realidad esencial no manifiesta. Y así,
“traemos el cielo a la Tierra”.
Este
viaje de vuelta a nuestro Ser no tiene principio ni final. Lo podemos
hacer todos los días, puede ser parte de nuestra vida cotidiana y
nuestra vida cotidiana puede ser parte de él. De nosotros depende darnos
cuenta cuándo necesitamos hacerlo.
Autor: Sebastián Alberoni – www.caminosalser.com/sebastian-alberoni/
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