Presentamos una visión del entorno mágico que subyace en el
libro “El Alquimista”, el famoso éxito mundial de Paulo Coelho.
Como los alquimistas de la Edad Media, los magos y alquimistas actuales
tienen también sus secretos. Pero no se trata de secretos escondidos,
sino de secretos a la luz, de secretos de luz. Paulo Coelho, autor de El
Alquimista, un libro que sólo en Brasil ha vendido más de un millón de
copias, nos devela cuales son los siete secretos del Alquimista.
Para Coelho, la alquimia no es una práctica más o menos supersticiosa
que intentaría transmutar el plomo en oro, sino un camino luminoso y
preciso que sigue los dictados del corazón y que apunta más bien a la
transmutación integral del individuo. No se trata de forzar a la materia
exterior, separándola de la interior, a convertirse en algo que no es,
sino de purificarla, suavemente y con suma industria, como apunta la
tabla de Esmeralda, para que sea lo que siempre ha sido.
Este proceso se halla inscrito en lo que Coelho, coincidiendo con otros
autores, llama La Historia Personal. El verdadero alquimista, aquel que
realiza la Gran Obra, es aquel que se atreve a vivir su Historia
Personal, y para emprender este camino debe conocer siete secretos:
1. La Historia Personal es aquello que en lo más profundo de nosotros
mismos siempre deseamos hacer. Todo el mundo, sobre todo en la juventud,
ha estado en contacto con su Historia Personal. A esa altura de la
vida, todo es posible y no tenemos miedo a soñar, a volar alto. Pero a
medida que va transcurriendo el tiempo, vamos hipotecando nuestro
corazón y una fuerza misteriosa empieza a tratar de demostrar que es
imposible realizar la Historia Personal. Dejamos de creer en nuestros
sueños, dejamos de soñar y nos dejamos arrastrar por la rutina, el más
corrosivo de los venenos. Hemos olvidado que Cumplir la Historia
Personal es la única obligación de los hombres.
2. Cuando vivimos nuestra Historia Personal, nos conectamos con el Alma
del Mundo. El Alma del Mundo es la verdadera fuerza de la Magia, es el
verdadero Poder, y es siempre positivo, por hallarse por encima del bien
y del mal, más allá de las contingencias y las limitaciones del Ego.
Para los egipcios era Isis, la diosa de los mil nombres, los cristianos
primitivos la llamaban Providencia y los hindúes Madre Cósmica. Poca
importa cómo la llamemos: lo realmente importante es tener Fe en Ella y
orarle con confianza. Cuando perdemos el contacto con el Alma del Mundo,
creemos que el mundo es una cosa amenazadora, y se convierte en una
cosa amenazadora.
El Alma del Mundo se alimenta de la felicidad de las personas. Cuanto
más felices estemos más cerca estará de nosotros y cuanto más cerca
estemos de Ella, más felices seremos y más felicidad irradiaremos a
nuestro alrededor.
3. Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para que
puedas conseguirla. Y esto por una razón muy sencilla: no estamos
separados el Universo, como nuestro Ego se empeña en hacernos creer por
medio de toda suerte de espejismos. Cuando deseamos algo con todo
nuestro corazón, estamos más cerca del Alma del Mundo. El Alma del Mundo
no entiende nuestros idiomas lineales, que son meras sucesiones de
palabras; comprende el Lenguaje del Corazón, que es un lenguaje de
Emoción, de Aspiración, de Irradiación.
4. Existe un Lenguaje Universal, más allá de las palabras, que es el
lenguaje simbólico que hallamos en los sueños y en las señales que nos
presenta la vida, que es también como un sueño, sólo que en otro nivel
de realidad. Si aprendemos a descifrar este lenguaje sin palabras,
conseguimos descifrar el mundo.
Todo en la vida son señales. El Universo está hecho por una sola lengua
que todo el mundo entiende, pero que ya olvidó. Actualmente estamos
demasiado distraídos para entender el lenguaje de las señales.
5. Todo es Uno. Esta es la gran verdad que nos redescubrieron los
alquimistas. Y no se trata de una formulación de la unicidad de la
materia, sino de la expresión más pura del auténtico monoteísmo, que no
tiene nada que ver con el panteísmo.
Cualquier cosa sobre la faz de la tierra puede contar la historia de
todas las demás cosas. El Universo es como un Libro. En cada una de sus
páginas está contenida toda la obra, y si profundizamos, cada frase,
cada palabra, cada letra contiene todo el resto.
El destino no está inscrito en las líneas de la mano, en la tirada de
Tarot o en el tema astrológico; lo que realmente ocurre es que cuando
los consultamos penetramos en el Alma del Mundo.
Al Alquimista no le es necesario contemplar el desierto, pues sabe que
le basta con considerar un simple grano de arena para ver en él todas
las maravillas de la Creación.
6. Cada hombre sobre la faz de la tierra tiene un tesoro que le está
esperando. Este tesoro está allí donde está nuestro corazón. Nos
equivocamos si lo buscamos en el exterior, pues si realizamos que todo
es Uno, conectamos con el Alma del Mundo y descubrimos que la diferencia
entre exterior e interior es una ilusión, podremos contemplarlo en el
espejo de nuestro corazón.
7. Escucha tu corazón porque es el eje del Alma del Mundo. Este es el
séptimo secreto del Alquimista, acaso el más importante. Nadie logra
huir de su corazón, nadie puede huir de sí mismo, pues tarde o temprano
nos volveremos a encontrar con nosotros mismos. Por ello lo mejor es
seguir con valentía los dictados de nuestro corazón.
El corazón nos habla de aquel tesoro que nos está esperando, pero los
hombres no escuchamos a nuestros corazones. Por esa razón, el corazón
habla preferentemente con los niños y los adolescentes, dejando luego
que la vida encamine a cada uno en la dirección de su destino.
Desgraciadamente pocos siguen el camino que les ha sido trazado y que es
el de su Historia Personal y de su Felicidad.
Con todo, el Alma del Mundo no se olvida de nosotros y nos envía
Alquimistas para que nos lo recuerden. Pero sólo uno o dos por siglo.
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