(Aclaro que lo que escrito a continuación no tiene que ver con el sufrimiento por dolores físicos, sino con los que son producto de la mente)
¿PARA QUÉ SIRVE SUFRIR?
En mi opinión, para nada.
Y si comprendes esta respuesta, que es el resumen de todo lo que viene a continuación, no es necesario que sigas leyendo.
El sufrimiento es un atentado
contra la propia integridad psíquica y moral, una falta de respeto, un
disgusto innecesario, y un acto lesivo e inexcusable.
No deberíamos permitir que nada nos haga sufrir. Así de rotundo.
¿Para qué sirve sufrir?
¿Qué aporta de positivo?
Hecha la pregunta de este modo, quedan desautorizadas todas las respuestas prefabricadas y todas las excusas.
Entiendo que a ningún Dios o Creador, o a ningunos padres biológicos,
le hará gracia ver sufrir a sus creaciones. Más bien al contrario:
sufrir es una oposición al deseo esencial de felicidad para sus
creaciones.
Por respeto, por amor a Uno Mismo, por dignidad, por no dar un disgusto a los seres queridos,
por no amargarse la vida, por no aportarse un dolor innecesario con su
correspondiente deterioro de la relación personal, por Dios… cualquiera
de estas u otras razones para dejar de sufrir están cargadas de fuerza y
son más que suficientes.
Insistir en la flagelación del auto-castigo nos aleja cada vez más de nuestro centro, y del Ser de Amor que somos.
Porque nosotros somos los
primeros en padecer por nuestro sufrimiento. Después va nuestra
Autoestima, el presente en el que vivimos –pero mal-, el ánimo –que se
desaniman-, el humor -que se esconde en un refugio, asustado-, las
sonrisas -que son bloqueadas por unos labios apretados y doloridos-, las
risas -encerradas en el alma- y una larga lista de perjudicados, todos ellos relacionados con nosotros mismos y con nuestra estabilidad y calidad de vida.
Y todo esto… ¿A cambio de qué?
De nada positivo.
No es el mejor modo de aprender.
SUFRIENDO SÓLO SE SUFRE, NO SE APRENDE.
SE APRENDE COMPRENDIENDO.
A un niño se le enseña mejor con paciencia y amor que con descalificaciones y castigos.
¿Y qué es sufrir?
Un dolor punzante en el alma, un auto-castigo por parte de alguien que no se ama lo suficiente, no se respeta y no sabe que tiene
la obligación de preservarse; un daño que es más que moral; es
mantenerse en una desolación que no encontrará consuelo en el
desconsuelo, quedándose tan inmóvil o indefenso como inútil; es resistir
inútilmente en ese estado que es una delicia para los masoquistas, para
los injustos, para los que se odian aunque no lo declaren abiertamente,
para los que no se respetan y no reverencian la divinidad que son.
Y, además, está la inutiulidad de
la resignación que hay en ese sufrir, que es capaz de cortar de raíz
cualquier rebelión que plantearía una sana honradez… ¿De dónde sale ese
quedarse quieto y rendido?
Quizás, tal vez, es posible que en estas preguntas encuentres alguna respuesta:
¿Te amas?
¿Te amas de verdad e incondicionalmente?
¿Hay algo dentro de ti que te hace creer que te mereces un castigo?
¿Cuándo eras adolescente te convencieron de que cualquier error merece un castigo?
¿Tienes alguna duda acerca de ser una buena persona?
(Escucha también la cadena de
preguntas que te surjan a partir de estas. Sólo tienes que permitir que
se manifiesten esas preguntas amordazadas que en muchas ocasiones no te
permites hacerte)
Te sugiero que no sigas leyendo
hasta que no respondas a las preguntas. Si sigues leyendo es que estás
huyendo de enfrentarte a una situación que no debieras posponer.
Si sigues leyendo antes de
contestar es que sigues buscando lo fácil: que otro te dé la o las
respuestas a la pregunta de ¿para qué sufrir?
Y no te ha de servir mi respuesta, si es que te la diera, ya que es mía. Busca tu respuesta, que será la tuya.
Si utilizas mi respuesta estás
viviendo con la filosofía de otro, y no te estás desarrollando desde ti
sino que estarás saliendo del paso del modo más cómodo.
Si vives de los pensamientos de otros, con las normas de otro, no estarás siendo tú mismo.
Sufrir es tolerar y es soportar. Y
cuando se hace esto siendo consciente de lo que se está haciendo y se
desea hacer puede que esté mal, pero cuando uno sufre y no admite que
podía parar el proceso mental que le hace sufrir, es peor que mal.
Hay muchos tipos de sufrimiento, y
no es necesario ir recorriendo aquí uno por uno. En esencia son lo
mismo, y se basan en la persistencia en una situación o una actitud que
es auto-agresiva.
Lo peor –o lo mejor, si es que se
le quiere poner remedio-, es que es uno mismo quien permite y tolera el
sufrimiento, y por lo tanto uno mismo tiene la capacidad y el poder de
eliminarlo.
No hay que
olvidar que el sufrimiento no es una condena ajena impuesta de un modo
inevitable, sino que es una actitud y una decisión personal, una actitud
mental que puede ser desautorizada por uno mismo, desde su consciencia, al desmontar los argumentos sobre los que se sustenta.
El apego, por ejemplo, es uno de
los motivos de mayor sufrimiento para los humanos. Creer que una
vinculación, que se puede convertir en obsesiva, con algo
El sufrimiento es una experiencia
personal. Lo que a uno le hace sufrir a otro no le afecta. Lo que la
mente de uno valora en exceso para otra mente en inapreciable.
La capacidad de discernir y valorar las cosas
en su justa medida, y la habilidad de disociarse del asunto que provoca
el sufrir, evitan caer en una espiral de insatisfacciones que afecta al
estado ánimo, a la confianza en el presente, el futuro, en otros
humanos y en uno mismo.
No se trata de insensibilizarse –o sí, quien lo prefiera- sino de darse cuenta
de que el sufrimiento no es más que una reacción mental e inconsciente
ante el rechazo de algo que no gusta, que no se desea que haya sucedido y
que no se acepta.
En muchas ocasiones es más
sensato eso de “¡Qué se le va a hacer…!”, con una aceptación o
resignación comprensiva, que el enfrentamiento desde la emotividad
–creyendo que por eso se es más humano- que va a arrastrar a una
situación que puede aportar amargura, desconfianza, desolación,
desengaño –y para ello ha tenido que haber un previo
autoengaño-,martirio, o cualquier otra agresión contra uno mismo.
No es inhumano quien no se permite sufrir. Es alguien que se sabe preservar. Es alguien que se respeta y cuida.
No es imprescindible es sufrimiento. Y quien crea que es así como se aprende, que aprenda rápido y deje de sufrir pronto.
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