lunes, 5 de mayo de 2014

LA GRANDEZA DEL AMOR


Muchas veces deseamos ser amados por determinadas personas, amig@s, herman@s, nuestros padres, o  extraños;  es un deseo de ser estimados y valorados, buscamos que nos tomen en cuenta en sus cosas, en su vida.
Sobrevaloramos y dimensionamos a esos seres a los que buscamos a toda costa llamar su atención. Quizás ésta no sea tan implícita sino en el esfuerzo que hacemos de cambiar conductas habituales en nosotros para poder llegar a la  “talla de los otros”. Este esfuerzo es bueno; hacer esas modificaciones en nuestro comportamiento conductual es una forma de superarnos a nosotros mismos. El problema está en que queramos asociar ese esfuerzo, esa evolución en nosotros con el hecho de que si lo hago “me amarán”.
El esfuerzo es en sí la búsqueda de superación de obstáculos mentales que nos hemos impuesto a lo largo de nuestras existencias en nuestro pasar de vida en vida; no tiene nada de malo, al contrario, es lo que nos permite evolucionar, crecer interiormente como seres hacia la búsqueda de una perfección ideal.
Entonces, si hacemos ese esfuerzo es por nosotros mismos, de igual manera, por lo que otros hicieron lo que hace que queramos retribuir ese amor hacia ellos y hacia nuestro ser, unificándonos a nuestro Cristo interior, nuestro Padre Eterno, de tal manera que sea mi Voluntad.
El esfuerzo no ésta dado para que nos quieran; ésta dado porque nos amamos a nosotros mismos, por encima de las limitaciones impuestas por otros o por nosotros.
La amistad de una persona no puede estar dada por nuestro deseo de agradarle; el amor de una pareja no está dado por nuestro  deseo de llegar a ese ser. El esfuerzo que hago es porque yo lo quiero, por que es mi voluntad, porque quiero superarme, quiero ser mejor, sentirme libre y sin ataduras impuestas. Es mi decisión.
Así que si nos empeñamos en ser mejores, merecemos un amig@, una pareja que haga su esfuerzo e impulso propio y  que tenga el ánimo suficiente para  ver y observar mi voluntad, para ver ese Ser Resplandeciente y Precioso que vive y mora en nosotros y con nosotros.
“La grandeza de las personas no se mide por dinero, estudios, ni belleza… sino por la lealtad de su corazón y la humildad de su alma”.
                                                         TE AMO TAL COMO ERES
ME AMO TAL COMO SOY
YO SOY EL QUE SOY
YO SOY EL QUE YO SOY
YOSOY

 “YO SOY LA PROVIDENCIA QUE REPARTE SUS DONES EN CADA SER”.

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