Dentro de nosotros se encuentra la luz que tanto buscamos, se encuentran el "Camino, la Verdad y la Vida", se encuentran las preguntas que es importante formular y las respuestas que tendremos que encontrar.
Solamente el hombre insensato puede preguntar al estudiante de la ciencia espiritual: ¿Quién te metió esas cosas en la cabeza? o, ¿A quién debo dirigirme para que me de la sabiduría? Realmente la sabiduría no se da, se puede señalar, se puede compartir, se puede hasta ayudar a alcanzarla pero le cabe a cada uno encontrarla dentro de sí, al reencontrarse a sí mismo.
Reencontrándose con el Ser verdadero, con la autenticidad de sí mismo, todo individuo rompe, forzosamente, los muros de la separatividad. Así, aprende realmente a conocer y a amar todo y a todos los que le rodeaban. Digo "rodeaban" porque, en el nuevo estado de conciencia al que aludo, ya no existe el sentido de "fuera y dentro", "externo e interno", por lo menos en las formas en las que estamos habituados a funcionar. Ahora, todo está dentro de nosotros, todo se refleja interiormente en nosotros —y nosotros estamos dentro de todo— todo se abre a nuestra vibración de amor y de lucidez comulgante. En todo conocemos y amamos, sí, lo que verdaderamente es, y no las ilusiones que un conocimiento distorsionado acostumbra a perseguir.
De este modo, el Camino de la Sabiduría y del Amor es realmente la Senda de la Unificación y del Reencuentro con nosotros mismos y con el universo entero.
Confucio, del Libro "Palabras de Oro"
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