¿Alguna vez pensaron que un niño es un ser espiritual?
En la niñez ya existe la espiritualidad sin tener que enseñarles a ser seres espirituales.
Pues así es, lo cierto es que desde temprana edad, los niños van adquiriendo distintas formas de espiritualidad, que no tienen porqué ser las más difíciles.
“Los niños pequeños tienen un maravilloso sentido de asombro y admiración, son seres espirituales innatos”, afirma Marianne Neifert, pediatra, madre de cinco hijos y autora de Dr. Mom’s Prescription for Preschoolers: Seven Essentials for the Formative Years (La receta de la Dra. Mamá para los niños en edad preescolar: siete cosas esenciales para los años formativos).
Absolutamente, un niño es un ser espiritual!
Tienen una espiritualidad que es esencial y permanente y no se puede separar de ellos por ser parte de su propia naturaleza y ésta debe considerarse como una de sus necesidades para el desarrollo dentro de los diferentes contexto de la vida misma.
Comencemos porque todos los niños deben de encontrarle un sentido a la vida, descubrir para qué son necesarios, en qué se desenvuelven mejor, cuál es el juego que más les gusta. Este sentido a la vida los llevará a interactuar con sus pares a generar el amor por los demás, la solidaridad, el compañerismo, el gusto por socializar.
Por otro lado, debemos tener claro como adultos que somos, que todos los niños deben tener unacreencia en un ser superior, independientemente de la religión que sean, adoptar las costumbres familiares y seguir con las tradiciones. La familia es iniciadora y fomentadora de la espiritualidad.
Una de las mejores formas de espiritualidad en la niñez es el contacto con la naturaleza, sentir su belleza y disfrutar de sus maravillas. Poder pasar tardes enteras al aire libre, jugando, corriendo, siendo felices y compartiendo con sus familias y amigos.
Un niño es un ser espiritual, promociona la esperanza por un mundo mejor, proyecta la felicidad de un futuro rodeado de amor.
Es imperativo cultivar la espiritualidad en la niñez como herramienta, por ejemplo, para superarciertas circunstancias traumáticas , como ser la primer gran pérdida de un ser querido, el suceso de un accidente que haya dejado secuelas o no. Todo ello impacta de una forma muy profunda siendo niños y debemos lograr que ellos enfrenten con éxito las distintas adversidades que surjan en sus vidas.
Un niño con la espiritualidad puede manejar de una forma más armónica y comprensiva todos estos hechos.
Un niño con la espiritualidad goza de una mejor calidad de vida.
Podemos asegurar que todo lo que fortalezca el desarrollo de la espiritualidad en la niñez les proporcionará una mejor calidad de vida no solo a los niños, sino también a todos los que convivan con ellos o sean parte de sus vidas de alguna u otra forma, como pueden ser los amigos y los maestros.
Cómo adultos que somos debemos crearles confianza y seguridad a nuestros niños, cultivar sus libertades y demostrarles interés por la vida fomentando y promocionando valores. Los valores son fundamentales para poder ser buenas personas, por ello confiamos que un niño es un ser Espiritual, y que la espiritualidad no fue impuesta en él, nuestros hijos son ejemplos de nuestras acciones y vivencias.
¿Por qué es tan importante desde la niñez transitar un camino espiritual?
Siempre en el camino de la Espiritualidad
La espiritualidad determina el grado de felicidad de los niños, señala un estudio realizado por los científicos Mark Holder, Ben Coleman y Judi Wallace, de la Universidad de Columbia, en Canadá, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista especializada Journal of Happiness Studies.
Si un niño es un ser espiritual, es un ser feliz con actitudes de amabilidad hacia los demás, por qué un niño feliz es más tolerante, más creativo y productivo.
La espiritualidad, cuando comienza en la niñez, dura toda la vida.
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