martes, 14 de agosto de 2012

5 RAZONES PARA JUGAR

De acuerdo con el Instituto del Juego en Estados Unidos, algunas ventajas y beneficios que los especialistas resaltan del juego activo en la niñez y juventud son:
 
1.     Conexión
Compartir alegría, risas y diversión con los demás promueve la unión de los pre-adolescentes con su entorno y refuerza el sentido de comunidad y sociedad. Mediante el juego las personas generan empatía, compasión, confianza, y la capacidad para relacionarse con sus compañeros y amigos.
2.     Antídoto contra la soledad, el aislamiento, la ansiedad y la depresión
Cuando los pre-adolescentes juegan con emoción desencadenan la producción de  una mezcla de endorfinas que les levanta el ánimo, los aleja del dolor, el miedo y otras posibles frustraciones propias de su edad.
A pesar de su empeño por buscar aislarse, cuando son motivados a jugar, ya sea con amigos o extraños, recuerdan que no están solos en este mundo, ya que se conectan con otros en formas agradables y significativas que destierran estos sentimientos negativos comunes en estas etapas de la vida.
3.     Genera relaciones
El juego es una de las más efectivas herramientas para estrechar y mantener relaciones  a mediano y largo plazo. Jugar con compañía y por diversión llena de alegría, vitalidad y  genera relaciones de amistad duraderas en el tiempo.
El juego puede también curar resentimientos, desacuerdos y heridas. A través del juego regular los pre-adolescentes aprenden a confiar en otros, a empoderarse y a fortalecer su seguridad personal frente a la sociedad. La confianza les permite trabajar en equipo, abrirse y probar cosas nuevas.
4.     Mejora destrezas sociales
Las habilidades sociales se aprenden en el dar y recibir del juego. La comunicación verbal y el lenguaje corporal, la seguridad y el peligro, la libertad y los límites, la cooperación y la tolerancia son descubiertos y practicados repetidas veces a lo largo de los juegos en la niñez y la adolescencia.
5.     Cooperación
El juego es un poderoso catalizador para una socialización positiva.  A través del juego, los pre-adolescentes ponen en práctica valores que se le han inculcado a lo largo de su infancia, trabajan juntos, son capaces de llegar a acuerdos en las reglas y socializar en grupos.
La evidencia muestra que el juego puede ser un antídoto a la violencia. De hecho, aquellos que evitan o nunca han aprendido a jugar pueden llegar a perderse en el mundo del miedo, la rabia y la preocupación obsesiva.

Cordialmente,

Maria Elisa Fajardo Cano
Senior Consultant
Strategic Communications

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