El budismo ha sobrevivido a lo largo del tiempo y actualmente sigue
ganando adeptos son sus mensajes sencillos y llenos de sabiduría que
contribuyen a mejorar nuestra vida cotidiana. De hecho, no es necesario
abrazar el budismo para aprovechar los beneficios que nos puede brindar.
Basta tener la mente abierta y el corazón bien dispuesto.
1. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Solemos pensar que reaccionamos ante los sucesos, que estos traen en
sí la semilla de la tristeza o la alegría, pero en realidad reaccionamos
ante lo que los hechos significan para nosotros. Solo nos puede dañar
aquello a lo que le conferimos importancia. Por eso, para evitar el
sufrimiento inútil, a veces basta dar un paso atrás, desligarse
emocionalmente y ver las cosas desde otra perspectiva. Es difícil pero
con la práctica se aprende. De hecho, otra frase budista nos indica el
camino: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos
pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros
pensamientos”.
2. Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora.
A menudo se nos escapa la vida mientras estamos atados al pasado o
preocupados por el futuro. Sin embargo, el budismo nos enseña que no
tenemos más que el aquí y ahora. Por tanto, debemos aprender a estar
plenamente presentes, a disfrutar de cada momento como si fuera el
primero y el último. No bucees en el pasado ni sueñes demasiado con el
futuro, concéntrate en el momento presente porque es ahí donde encontrarás las claves de la felicidad.
3. Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno.
Somos una unidad física y espiritual, aunque a menudo lo olvidamos.
A veces nos preocupamos demasiado por cuidar el cuerpo y olvidamos el
alma, mientras que en otras ocasiones nos preocupamos mucho por nuestro
equilibrio psicológico dejando de lado aspectos tan importantes como la
dieta y el ejercicio físico. Sin embargo, para encontrar un verdadero
estado de bienestar es imprescindible que mente y cuerpo estén
equilibrados.
4. Más vale usar pantuflas que alfombrar el mundo.
Es importante saber qué guerras combatir y cuáles dar por perdidas
porque luchar contra molinos de viento puede ser muy romántico pero no
es eficaz. A veces, ya sea porque sobrestimamos nuestras fuerzas o
porque no somos conscientes de la envergadura de la situación, nos
planteamos objetivos que sobrepasan nuestras capacidades. Entonces nos
generamos un estrés innecesario. Sin embargo, para encontrar la paz
interior, es importante ser conscientes de nuestras potencialidades y dosificar nuestros recursos, solo así podremos llegar más lejos.
5. No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo.
Se trata de una de las máximas del budismo que, si la aplicáramos al
pie de la letra, nos permitiría eliminar prácticamente todas las leyes y
los mandamientos morales. Sin embargo, esta frase budista va más allá
del clásico “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti” porque implica, ante todo, un profundo conocimiento de nosotros mismos y, en segundo lugar, una gran empatía para con los demás.
6. No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
Aunque no somos conscientes de ello, nuestro deseo de tener más,
ya sea en el plano material o emocional, es la principal fuente de
nuestras preocupaciones y desencantos. Cuando aprendemos a vivir con
poco y aceptamos todo aquello que nos brinda la vida y en el momento en
el que nos lo brinda, logramos una vida más equilibrada y reducimos la
tensión y el estrés. Desear más cosas a menudo solo indica que
necesitamos más seguridad o que nos sentimos solos y necesitamos suplir
esos vacíos. Cuando te sientes a gusto contigo mismo, no necesitas
demostrar nada.
7. Para entender todo, es necesario olvidarlo todo.
Cuando somos pequeños estamos abiertos al aprendizaje, no tenemos
ideas preconcebidas. Sin embargo, a medida que crecemos nuestra mente se
llena de condicionamientos sociales que nos indican cómo deben ser las
cosas, cómo debemos comportarnos e incluso qué debemos pensar. Estamos
tan imbuidos en este contexto que no nos percatamos de que nuestra mente
se ha convertido en una caja muy estrecha que nos aprisiona. Por eso,
si quieres cambiar y ver las cosas desde otra perspectiva, el primer
paso es desligarse de las creencias y los estereotipos que te mantienen
atado. En este sentido, otra frase budista nos ilumina: “En el
cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes
crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad”.
8. El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.
La violencia genera violencia, la ira produce resentimiento.
Es algo que sabemos pero casi nunca aplicamos por lo que a menudo nos
involucramos en discusiones en las que nos dejamos llevar por nuestras
emociones más negativas, respondemos a la crítica con otra crítica y a
un ataque con otro aún más fuerte. Sin embargo, el odio solo genera
odio, la única forma de contrarrestar su efecto es brindando amor,
respondiendo con emociones positivas.
9. Da, aunque no tengas más que muy poco que dar.
Se trata de una de las frases budistas más antiguas pero hace poco
algunas investigaciones realizadas en el área de la Psicología Positiva
han demostrado que la gratitud y la entrega son uno de los caminos que nos conducen a la felicidad.
No se trata de dar esperando recibir algo a cambio sino de dar
motivados por el placer que se siente al ayudar a alguien. Recuerda que
no es mejor persona aquella que da graciosamente lo que le sobra sino la
que comparte lo que apenas le alcanza.
10. Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará.
En esta frase budista se encierra el secreto del cambio: aprender a valorar cada cosa y cada persona por lo que es: un milagro único e irrepetible.
Cuando aprendamos a no criticar sino a aceptar y a maravillarnos ante
las cosas más pequeñas que nos rodean, nuestra vida cambiará porque le
estamos dejando una puerta abierta a la gratitud, la curiosidad y la
alegría. Al contrario, si pensamos que no hay nada especial en las
pequeñas cosas y que estamos en la cima del mundo, no solo nos estamos
cerrando a la belleza sino también al aprendizaje y el crecimiento. Si
no puedes apreciar el milagro que encierra una flor, es que ya estás
muriendo por dentro.
Fuente: rinconpsicologia
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