miércoles, 12 de agosto de 2015
MIEDO
Nuestro miedo más
profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que
somos poderosos sin medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que
más nos asusta. Nos preguntamos ¿Quién soy yo para ser brillante,
hermoso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿Quién eres tú para no
serlo? Eres hijo de Dios. Jugar a ser pequeño no le sirve al mundo. No
hay nada iluminador en encogerse para que otras personas no se sientan
inseguras a tu alrededor. Todos estamos destinados a brillar, como hacen
los niños. Nacimos para manifestar la gloria del Universo que está
dentro de nosotros. No está solamente en algunos de nosotros, sino que
está en todos nosotros. Y cuando permitimos que nuestra luz brille,
inconscientemente estamos permitiendo que otras personas hagan lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia
automáticamente libera a los demás.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario