martes, 30 de junio de 2015

AMATE

Ámate con todo tu corazón, y amarte implica respetarte.
Si no te respetas y te amas tú,
¿Cómo quieres que te respeten y amen los demás?
Aprende a amarte con todas tus fuerzas, si no te amas a ti, no puedes amar a nadie. Nadie puede dar lo que no tiene.
Y amarse no significa estar pendiente de tu cuerpo físico, o de la moda; o ser tan egoísta que nadie cuenta más que tú.
Amarte significa sentir que eres sumamente importante ya que en ti hay un hermoso Ser de Luz que espera que lo manifiestes en el mundo. Amarte significa que ves a ese mismo Ser de Luz en todas las personas que conoces: es sentir que te valoras y haces lo mismo con todo ser que se cruce en tu vida.
Amarte significa darte el lugar que te corresponde, respetar el sitio ajeno, pero también hacer respetar el tuyo.
Amarte significa ser segura (o) de ti misma (o); escuchar a cada uno de tus cuerpos y no perjudicarlos; buscar las soluciones a todo lo que te moleste y sin permitir que afecte tu interior.
Amarte significa no detener tu educación, siempre hay algo nuevo que aprender que eleve tu estado intelectual y muchísimo más que eleve tu estado espiritual, pero recuerda siempre ser humilde. Tú no eres tus títulos de la Tierra, solo se trata de tener más herramientas para tu evolución.
Amarte significa atesorar en el cielo, pues al irte del plano físico es lo único que vas a llevarte; todo lo material que tengas pasará a manos de otros; por lo tanto vas a llevar contigo tus experiencias, las luces del Amor que hayas sabido emitir en ésta vida, el premio a tus sacrificios, lo que hayas sabido dar, la expansión de conciencia que hayas logrado.
Amarte significa hacer todos los sacrificios posibles para despejar el camino hacia el maravilloso Ser Real que eres en tu interior.
El Cristo dijo que nos dejaba dos mandamientos:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente.”
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Dios es inmanente y trascendente, lo que significa que está dentro y fuera de ti, no amas a Dios, si no te amas a ti.
Y el segundo es semejante al primero por lo que te demuestra
“Que el Amor, es toda la Ley”
Y cuantas vueltas damos para, en realidad, solamente cumplir estos dos mandamientos.
Y cuántas leyes se han escrito en cada país para hacer cumplir los diez mandamientos.
Amarte significa decirle ¡NO! a todo lo que te perjudique.
Decirle ¡NO! a la droga, ¡NO! al ocio, ¡NO! a las justificaciones, ¡NO! a perder tu maravilloso tiempo.
Recuerda la Regla de Oro: No le hagas a otro lo que no te gustaría que te hagan a ti y recuerda no permitir que te hagan a ti, lo que no le harías a otros.
Haz una lista de todo aquello a lo que debes decir ¡NO!.
Ahora busca en tu casa un lugar donde puedas tener una gigante Llama Violeta, un sitio donde tu sepas que no es de paso, ni muy frecuentado.
Pide a Tu Maestro Interior que plasme en ese sitio Un Gran Fuego Violeta...
Observa que desde tu corazón desciende un Rayo Azul y arroja Fuego Azul, ahora desciende otro Rayo Rosa y arroja Fuego Rosa...
Ahora se entrelazan, formando el Fuego Violeta... Y el Fuego Dorado que brota desde tu corazón esparce brillos dorados en y alrededor de la Llama.
Imagínala allí, hazlo constantemente. Cada vez que mires allí, visualízala.
Aumenta constantemente Su Fuerza, con tu imaginación.
Imaginar es crear una imagen y ella existe, toma vida, fuerza; la vida y fuerza que tú le des, así que depende de ti que eres su creador.
Ahora toma tu lista y uno a uno ve arrojando al Fuego Violeta todos y cada uno de los errores que hayas cometido en tu contra.
Visualiza que al quemarse una línea de Fuego Violeta se extiende hacia arriba convirtiéndose en Fuego Blanco, o sea transmutando en Luz todas esas energías que habías calificado mal. Di que ya no lo aceptas, ya no lo quieres para ti, ni para nadie. Ahora decide con fuerza que nunca más vas a hacer nada que te perjudique, que vas a pensar con el corazón antes de hacer.
Una persona que se ama a sí misma es alguien que puede amar y ser amado.
Alguien que no se ama a sí mismo hiere al ser que dice amar,
ya que lo que siente por el otro, es simplemente lo mismo que siente por él.

Del libro El Ángel Solar por Mónica Barbagallo, Volumen 1

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