En el 2014, según la numerología, estaremos transitando un año universal
regido por el número 7. El 7 es un número mágico, místico, mediante el
cual se organiza la creación: tenemos 7 notas musicales, 7 chakras
principales, 7 días de la semana, 7 colores del arco iris…
El 7 es un número que nos permite crecer, evolucionar en el aspecto
espiritual y mental. Es un número introvertido, que nos lleva a
conectarnos con nuestro interior, estar más reflexivos, místicos y
estudiosos, por eso será un año de crecimiento donde podremos
perfeccionarnos en el área en la cual nos desempeñamos.
Mundialmente, cobrarán protagonismo asuntos referidos a la
espiritualidad, la religión, la psicología, la ciencia, investigación y
la educación. Será un año en donde nos replantearemos nuestras creencias
y estaremos más pensantes y reflexivos; ideal para estudiar,
especializarse en algo o animarse a enseñar y compartir lo aprendido.
Comienza un año para unir ciencia y espiritualidad, cultivar la
sabiduría, eso que no se logra sólo acumulando conocimiento y estudio
sino también desarrollando nuestra conexión con nuestra parte
espiritual… Que es la más sabia.
A lo largo de este 2014 se pueden dar más descubrimientos científicos
que confirmen teorías espirituales. También se cuestionarán la educación
y la religión, pudiéndose gestar cambios estructurales importantes.
El “14”, la terminación del año, nos pide que logremos un equilibrio
emocional cultivando la templanza. El 7 es un número intuitivo y mental y
nos ayuda a no dejarnos dominar por las emociones y la impulsividad.
Nos da la capacidad de contemplar y de observar nuestras emociones antes
de reaccionar negativamente.
El 14 es un 5, el número que representa el maestro interior de cada uno y
que generará los cambios necesarios para nuestra evolución.
Esta combinación de 7 y 5 hará que muchos se animen a enseñar, no sólo
lo que estudiaron sino lo que experimentaron y vivenciaron. Todos
tenemos algo que transmitir más allá de los títulos y los diplomas.
Lo negativo del número 7
Durante este año hay que evitar aislarse, desconectarse de la realidad,
tornarse demasiado frío, perfeccionista y excluyente. No hay que
perderse en el delirio místico ni en el excesivo trabajo mental o
intelectual. La idea es poner la mente al servicio del espíritu y no que
el parloteo mental o el exceso de información nos impida manejarnos
intuitivamente.
Las relaciones personales se darán más por afinidad mental o conexión
espiritual que por afinidad física o emocional. Cada uno deberá respetar
el espacio personal del otro y los momentos de soledad. Debemos
aprender a ver a Dios en los ojos del otro, al alma detrás de la
personalidad de cada uno.
El 7, al ser un número sumamente perceptivo e intuitivo, también absorbe
energías negativas del entorno. Por eso, este año debemos procurar
evitar las muchedumbres, el encierro, debemos buscar contacto con la
naturaleza y el agua para descargarnos de esas energías.
En el aspecto material, deberemos pensar y reflexionar bien antes de
cualquier decisión y leer muy bien la “letra chica”. Si nos manejamos
con cautela será productivo.
En el plano de la salud, debemos tratar practicar meditación o cualquier técnica de relajación para evitar el estrés.
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