El coraje no es la ausencia de temor,
sino más bien considerar que aquello que deseamos alcanzar es mucho más
importante que el temor que sentimos .Y de eso se trata el amor.
De soltar los miedos y dejarlos ir para
dar paso a todo aquello que anhelamos en la vida. Y para ir en busca de
aquello que amamos es necesario estar abiertos a los cambios. La vida es
una eterna elección y los deseos más profundos que residen en nuestro
corazón, están allí para ser realizados.
Siempre se corre riesgos, pero es parte
de esta historia que se llama VIDA. No podemos evitar las penas o el
dolor, si podemos evitar quedarnos atados a una pena.
Dolor es no haberlo intentado, la pena es
no haber dejado todo lo que teníamos para dar en ese amor que
profesamos. Cuando amas verdaderamente a alguien puedes navegar lejos de
tu puerto sin mirar lo que has dejado atrás porque lo que te espera
allí adelante, es lo que te hará feliz y es lo que has elegido. Por el
cual estás dispuesto a jugarte, pero hay que amar profundamente para
darse por entero .Y cuando uno ama, se ama a la vida y esa vida se
expresa en cada sonrisa que nos regalan, en la calidez que nos brindan
esos brazos en un abrazo profundo.
No importa cuánto caminamos por la VIDA,
importa si al caminar dejamos huellas profundas de amor en el otro.
Jugarse por aquello que amamos nos dignifica la vida, el amor nos
dignifica, el amor nos hace íntegros y que lindo es sentirse vulnerable
cuando uno ama, porque entonces quiere decir que soltaste tus velas y te
entregaste en cuerpo y alma, te despojaste de tus miedos y abrazaste al
amor.
Cuando amas entonces ríes, entonces
anhelas, abrazas a la vida, también lloras, lloras ausencias, lloras
caricias, lloran tus necesidades, necesidad de ver, de sentir, de estar
con el otro. Se llora amor porque el amor lo abarca todo, aún el dolor
más profundo encierra en sí un amor muy profundo.
No duele lo que se pierde si antes no lo
has amado. De eso se trata la vida, de vivir en plenitud cada sentir, de
no ser meros espectadores sino de ser protagonistas de aquello que
hemos elegido amar. Y se corren riesgos, pero vale la pena haberlos
corrido si al mirar atrás ves dos pares de huellas que hicieron camino
al andar, y sentirás plenitud al saber que has amado y te han amado...
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