La
vida es una larga escalera que a veces con tropiezos, debemos subir.
Pero siempre hay descansos para meditar, para evaluar lo alcanzado y
tomar aliento, para subir el siguiente escalón.
Nada
se obtiene de la noche a la mañana, todo se construye día a día, no se
trata de realizar esfuerzos gigantes. Con la ayuda del Todopoderoso,
con empeño y pequeñas disciplinas cotidianas, podemos llegar tan lejos
como deseamos.
Ante
todo debemos mirar hacia adelante sin prevenciones. De cada error
debemos sacar una enseñanza. Lo mejor es poner la frente en alto para
dejar atrás la adversidad y con optimismo mirar hacia el futuro.
Debemos
valorar y agradecer a Dios tantas cosas valiosas que tenemos, no tanto
en lo material, pues puede ser pasajero, más importante son nuestros
valores espirituales, nuestras almas generosas, la familia que
conformamos y nuestros cinco sentidos para poder trabajar.
Miremos pues, cuántos caminos nos quedan por recorrer y cuántas metas tenemos aún por alcanzar.
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